Aquellos que viajan por la Ruta 2 desde Quilmes hasta Mar del Plata pasan inevitablemente por Castelli, un municipio que cuenta con 7.852 habitantes. Allí, se encontraran con un viejo edificio, el cual brilló y fue el nicho de producción y exportación de manzanas más inmenso del continente americano en los años 40’.
El extenso paisaje bonaerense esconde numerosas casonas y castillos que evocan la época dorada de los estancieros entre los siglos XIX y XX, cuando acumulaban riquezas inigualables. Con el paso del tiempo, el aumento de la población y la llegada masiva de inmigrantes, muchas de estas estancias cambiaron de manos: algunas quedaron rodeadas por ciudades en expansión, mientras que otras cayeron en el olvido. Entre estas últimas se destaca La California, cuya construcción de la década de 1920 se mantiene, hoy en día, como un silencioso testigo de un pasado glorioso, marcando el lugar que alguna vez albergó el mayor manzanar de América.
La historia de La California: un manzanar que hizo historia
Conocida como «La Nueva California» o «La California Argentina», esta estancia fue por décadas la principal proveedora de manzanas, sidra y dulces para la provincia y otros mercados. Ubicada en Castelli, abarcaba 600 hectáreas repletas de árboles frutales organizados en filas interminables. Además, otras 600 hectáreas estaban dedicadas a la producción de diferentes frutas. Durante las temporadas de cosecha, especialmente entre las décadas de 1940 y 1950, llegaron a trabajar allí hasta 900 personas provenientes de distintas regiones del país.
El proyecto comenzó en 1925, de la mano del inmigrante francés Samuel Humberto Levi, quien adquirió la estancia La María. Inicialmente, cultivó cinco hectáreas de ajo, pero al carecer de experiencia en agricultura, su intento fracasó. Un año después, decidió probar suerte con árboles frutales, logrando finalmente un gran éxito.
Levi introdujo árboles y variedades injertadas provenientes de California y Australia. Entre las frutas cultivadas destacaban duraznos, peras, damascos, limones, naranjas, caccis y, especialmente, manzanas, las cuales se convirtieron en el pilar de su producción. En 1929, comenzaron las cosechas exitosas, posicionándose como competidor directo de las famosas manzanas de Río Negro. Durante los mejores años de La California, se estima que desde el puerto de Buenos Aires se exportaban hasta 60.000 toneladas diarias de fruta.
Un castillo único y visionario
Gracias a la prosperidad económica, Levi construyó un majestuoso chalet que combinaba varios estilos arquitectónicos. También creó una laguna artificial y rodeó la propiedad de árboles. La mayor innovación de esta obra fue su campanario y mirador giratorio, una estructura montada sobre una plataforma móvil similar a las que se usaban para rotar locomotoras. Esto le permitía girar siguiendo la posición del sol. Sin embargo, el peso del edificio resultó ser demasiado y el mecanismo solo funcionó una vez.
Decadencia y abandono
En 1940, tras la muerte de Levi, su esposa Celina continuó administrando la estancia hasta 1946, cuando fue vendida a los hermanos Jesús y Pedro Moreno. Bajo su gestión, La California alcanzó a cultivar 17 variedades de manzanas, muchas de las cuales llegaban a pesar más de un kilo. La estancia buscaba ser autosuficiente. Las frutas que no se comercializaban se destinaban a la elaboración de dulces. Además, los hermanos utilizaban la madera de los álamos para fabricar los cajones donde transportaban sus productos. Posteriormente, diversificaron su producción y comenzaron a elaborar sidra, para lo cual instalaron galpones con enormes cubas de 10.000 litros, lanzando al mercado dos marcas: «La California Argentina» y «María Guerrero», en honor a la primera dueña de la estancia.
Sin embargo, en los años 50, desastres naturales como inundaciones dañaron las instalaciones y provocaron la pérdida de gran parte de los árboles frutales. En 1964, tras declararse en quiebra, los hermanos Moreno vendieron la estancia y abandonaron Castelli.
Intentos de recuperación
Para los habitantes de Castelli, La California es un símbolo de orgullo y un legado histórico que marcó una era, empleando al 10% de la población local durante su apogeo. En 2014 se presentó un proyecto de ley en el Senado Nacional para declarar la estancia como patrimonio histórico. Más recientemente, en octubre de 2024, el intendente de Castelli, Francisco Echarren, anunció su intención de expropiar el terreno abandonado con el objetivo de preservarlo y permitir que futuras generaciones conozcan la grandeza de «El Manzanar más Grande del Mundo».
Agustín Potenza, 2°A TT