En el deporte, los clichés a menudo dictan que «segundas partes nunca fueron buenas». Sin embargo, Victoria Gobet se atrevió a desafiar esa afirmación al embarcarse en una nueva aventura que la llevó a defender el arco de Regatas de Bella Vista. Después de dar la vuelta olímpica y asegurar el regreso de su equipo a la segunda categoría del Torneo Metropolitano de damas, Vicky compartió su inspiradora historia de coraje y determinación, a través de una entrevista realizada por ESPN.
Desde el inicio de la temporada, el equipo de Bella Vista se propuso un ambicioso objetivo: ascender. “Sabíamos que la C no era para nosotras. No merecíamos descender el año pasado, y el regreso a la B fue nuestro principal objetivo”, dijo con firmeza, reflejando la cohesión del grupo. Cada integrante tenía claro su rol, ya fueran intermedias o suplentes, lo que permitió que el equipo construyera su camino, partido a partido y entrenamiento a entrenamiento.
El camino hacia el ascenso fue arduo, lleno de desafíos que pusieron a prueba su carácter. Vicky mencionó que “mantuvimos la cabeza clara y nos comunicamos mucho”, lo que fue fundamental para sostener la intensidad. Cada partido era una final, y esa mentalidad les permitió ser punteras desde el inicio, convirtiendo cada entrenamiento en una oportunidad para crecer.
La transición de jugadora a arquera fue un giro inesperado pero afortunado. En 2019, ante la falta de arqueras, decidió ponerse los pads y descubrió su nuevo propósito. “Encontré mi lugar en el arco”, explicó, recordando que el apoyo de sus compañeras y entrenadores fue crucial durante este proceso. La confianza y la solidaridad del grupo la ayudaron a adaptarse rápidamente a su nuevo rol.
A pesar de la complejidad de ser arquera, Victoria se abrazó a ese nuevo desafío. “Ser arquera es complicado, pero es un puesto muy importante y lindo. Aprendí a disfrutar estar bajo los tres palos y a ganarme la confianza de mis compañeras”, expresó con orgullo. Este rol no solo la ha llevado a donde está hoy, sino que también le ha permitido encontrar su verdadera pasión en el hockey.
La autocrítica forma parte del proceso de mejora. Por eso revela que, tras cada partido, se dedica a analizar sus actuaciones: “Analizo cada gol y me pregunto qué podría haber hecho mejor. Este seguimiento es clave para mantener la mentalidad adecuada durante el torneo”. Para ella, la autocrítica es una herramienta esencial para el crecimiento personal y profesional.
Su camino hacia el arco fue poco convencional, pero le ha valido un apodo entrañable que lleva con cariño: “Cuando empecé, mi entrenador me comparó con Belén Succi. El equipo comenzó a llamarme ‘Chuchi’, y me encanta. Es un recordatorio de que en el hockey somos un gran grupo, siempre apoyándonos”.
El tan ansiado ascenso no solo representa un logro personal, sino un triunfo colectivo. “Es una felicidad enorme”, compartió, resaltando la importancia de su contribución al equipo. La C es muy competitiva, y este año fue mentalmente desafiante, pero está convencida de que todo el esfuerzo valió la pena. “Cada entrenamiento fue a mil, y estamos listas para celebrar”, concluyó.
Con su historia, demuestra que a veces, las segundas partes no solo pueden ser buenas, sino excepcionales. Al tomar riesgos y apoyarse en su equipo, reescribió su propia narrativa en el hockey, convirtiéndose en una figura inspiradora para futuras generaciones.
Felipe de Paz Portero – 2° B, turno mañana