El club de handball Vipers de Noruega, tricampeón de Europa y símbolo de éxito deportivo, enfrentó un desafío casi imposible cuando se declaró en bancarrota, incapaz de cubrir los 2 millones de euros necesarios para sobrevivir. Esta crisis lo puso al borde de la desaparición, parecía ser el fin de una era gloriosa para sus jugadores y para el mundo del handball.
El revuelo comenzó con un comunicado el cual expresaba «El Vipers Kristiansand se enfrenta a una situación financiera precaria. Para poder pagar los salarios a los empleados y garantizar la continuidad de las operaciones durante la temporada actual es fundamental recaudar 25 millones de coronas noruegas -2,1 millones de euros- antes del viernes 18 de octubre. Si esto no se logra, el club tendrá que declararse en quiebra».
No pudieron cumplir ese objetivo teniendo y el domingo 20 de octubre decretaron la quiebra. «Con gran pesar tenemos que informarles de que las juntas directivas han llegado a la conclusión de que no hay base para seguir operando. A pesar de los intensos esfuerzos por encontrar soluciones, lamentablemente no hemos sido capaces de asegurar un futuro financiero sostenible para el club», consignaron mediante un comunicado.
Y dando un giro de 180 grados, en menos de 24 horas, el Vipers pasó de estar al borde de la desaparición a protagonizar una de las resurrecciones más sorprendentes en la historia del handball. Gracias a un grupo inversionista que apareció en la última hora, fue la clave para que el tricampeón de Europa de los años 2021, 2022 y 2023 supere el obstáculo que parecía insalvable y no efectuar la declaración de quiebra.
Su presidente, Peter Gitmark, explicó como fue ese proceso. «Ayer les dije con lágrimas en los ojos que el Vipers había jugado su último partido, pero antes de ir a la tumba el club ha resucitado. Hay una base para que el club siga funcionando». No solo fue él quien dio una noticia alegre para el equipo, sino que también se expresó la Federación Europea de Balonmano (EHF). «El Vipers Kristiansand fue registrado y admitido en la EHF Champions League Femenina 2024/25 tras la presentación de todos los documentos requeridos, incluida una declaración sobre la situación financiera del club confirmada por la Federación Noruega de Balonmano», señalaron. Por eso Vipers Kristiansand enfrentó sin ningún problema el partido contra el Ludwigsburg alemán gracias a la llegada del nuevo grupo inversor.
Este episodio no solo reafirma la importancia de una gestión financiera responsable, sino que también destaca el poder de la comunidad y el valor de la lealtad de los seguidores. Hoy, el Vipers encara el futuro con renovadas fuerzas y un compromiso claro: aprender de los errores del pasado y asegurar un legado duradero para las próximas generaciones. El camino para volver a la estabilidad es largo, este primer paso es una prueba de que tienen todo lo necesario para regresar más fuerte que nunca.
Macarena Feijoó, 2B, TM