Soda Stereo, cuatro décadas después y dos sociedades bien diferentes

Se cumplen 40 años de que la primera placa de la emblemática banda viera la luz; una comparación de dos épocas muy distintas.

Hace 40 años, en un modelo de sociedad muy diferente a la actual, se produjo un hito en la historia del Rock Nacional: la presentación del primer disco de Soda Stereo. El lugar escogido fue el subsuelo de un local de Pumper Nic, una cadena nacional de comidas rápidas con furor en los ’80. El grupo ya sonaba, junto a otros, en el circuito donde se presentaban bandas nacientes en consonancia con la primavera democrática alfonsinista; tal es el caso de Los Twist, Los Abuelos de la Nada y Virus, que ofrecían música divertida y bailable, pero dejaban ver entrelíneas una denuncia al gobierno de facto saliente, y en contraposición, los temas de Miguel Mateos Zas!, cuyas letras eran más explícitas con denuncias al final y pos dictadura.

El trío estaba conformado por dos amigos hinchas de Racing: Gustavo Cerati y Zeta Bosio, a los que se sumó Charly Alberti. El líder de Virus, Federico Moura, fue el productor. Se grabó un 27 de agosto de 1984, bajo el sello discográfico CBS. Cuando su despegue internacional parecía una utopía, eran conocidos en lugares icónicos de la época como La esquina del sol, Café Einstein, Stud Free, Marabú y Zero, pero gracias a la promoción en radio, llegaron los recitales en discotecas, hasta desembocar en una presentación en el teatro Astros en diciembre, algo muy diferente a como los músicos de ahora acceden a grabar su primer trabajo.

Para ponernos en contexto, Pumper Nic era una cadena argentina de restaurantes de comida rápida que tenía el control de ese segmento hasta la llegada de Mc Donald’s en 1986, algo difícil de creer si se mira con los ojos de hoy. Esta cadena estuvo presente en el gusto de los argentinos: el logotipo de la marca era muy similar al clásico de Burguer King y su mascota, de gran impacto popular, era un hipopótamo verde llamado Nic. La cadena operó desde 1974 hasta 1999 y era una cita obligada para todos los jóvenes de esa época.

El modo de acceder a la placa que cualquier banda estrenaba no era de la manera tan sencilla como es ahora, cuando mediante una plataforma se presenta al público en un día y horario determinado y todos tienen acceso a la misma. En los ’80 era toda una ceremonia en la que había que esperar que el antiguo y querido vinilo o los más modernos cassettes llegaran a las bateas de las disquerías del barrio, paso seguido proceder a su compra, que usualmente no era de fácil acceso económico. Afortunadamente, en la barra de amigos siempre había un agraciado que lo podía adquirir (a través de la realización de una changa, una colecta familiar, etc) y a partir de ese ejemplar, comenzar a regrabarlos en otros cassettes vírgenes, amparados por la gran tecnología naciente del grabador con doble casetera, una creación que rozaba la octava maravilla.

Con respecto al clima político que se vivía en ese entonces, a diferencia del aquí y ahora, en donde a pesar de todas las falencias que tuvo y tiene la democracia, es el sistema de gobierno que toda la sociedad abrazó, en esos tiempos los jóvenes estaban inmersos en toda la ebullición de los aires de libertad, pero las personas mayores seguían con los temores de que esos aires se vieran interrumpidos por otro golpe militar. No hay que olvidarse de que muchos de ellos ya venían soportando diferentes dictaduras como la de 1955, 1962, 1966 y esta última de 1976, la cual se encontraba aún en carne viva.

Transcurrieron cuarenta años de ese hecho basal para Soda Stereo y el rock nacional en general; fue una banda que logró traspasar estas cuatro décadas desde una sociedad analógica, donde las cosas se realizaban de una manera más artesanal, hasta ser protagonistas del comienzo de la era de la globalización digital, ya sin Gustavo, pero con todo el legado que dejó esta banda paradigmática, que hasta nuestros días sigue teniendo vigencia.

Carlos Guillermo Vega, 2°A TT