Las páginas de la historia del deporte argentino se van escribiendo con los años. A sus 56 años, Hernán Ferraro está dejando una marca imborrable en el mundo del voleibol. En una tarde soleada, Pirámide Invertida tuvo el privilegio de conversar con el entrenador de Ciudad que en abril logró el bicampeonato de la Liga de Voleibol Argentina.
— ¿Cómo ves al grupo luego de salir dos veces campeón?
– Salir campeón es un desafío más grande porque te duplica la apuesta y este año no te queda otra que jugar para ser campeón nuevamente. También los pibes saben que la motivación con lo que juegan los rivales es especial porque cada uno viene a jugar contra el último campeón, contra jugadores como Facu Conte, Nico Lazo, que para ellos pueden ser espejos para su carrera deportiva, siempre entran en la cancha con una motivación extra. Sería como jugar contra River, contra Boca, en fútbol. Vos tenés que todavía duplicar la motivación propia para poder jugar.
– ¿Cómo se viven esas finales con los estadios llenos y el público acompañando?
– Uno que vivió la cancha de jugador sabe que siendo director técnico, los que juegan son ellos y uno tiene que aportar sus cuestiones tácticas para poder mejorar algo en sí, pero la realidad es que depende mucho de lo que hagan los jugadores. Cuando sobre todo dirige grandes jugadores, tiene que tratar de que los jugadores lleguen lo mejor posible y después, se sabe que dependen de ellos.
–Recién mencionaste a Facu Conte. ¿Te gustaría que vuelvan algunos jugadores argentinos a la Liga?
– Sí, por supuesto, pero sabemos también que la cuestión económica es muy difícil, cada vez se hace más difícil. El vóley no es un deporte muy popular, es un deporte muy difícil de vender, no existen casi los sponsors privados, dependen mucho de los gobiernos provinciales o estatales, cada vez se hace más difícil convencer a los chicos para que no se vayan. Yo creo que ellos saben igualmente que acá se trabaja muy bien y que es un crecimiento, pero en definitiva todos apuestan por irse.
–Luego del buen Mundial que hiciste con Las Panteras en 2022. ¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a dejar el cargo?
– Es más motivo familiar, estaba muy cansado, entre la selección masculina y la selección femenina había hecho ocho años ininterrumpidos sobre toda la vida del jugador que ya había hecho. Pensé que era un año para poder descansar y dedicarme un poco más a la familia y además estar con más fuerza en el club porque a veces haciendo la doble función es muy difícil hacer las dos cosas muy bien. Por suerte salió bien, me quedé solo con el club y salimos campeones.
–¿Cómo hacías para trabajar con Ciudad y con Las Panteras al mismo tiempo?
– Ese fue creo el tema más difícil, por eso preferí dejarlas. Es muy difícil hacer la doble función, sobre todo además cuando son dos ramas diferentes. Les pedía mucho a los cuerpos técnicos que sigan a las chicas que juegan en el exterior, pero a su vez cuando está terminando el campeonato de uno, va a empezar el campeonato del otro y ese es el momento más difícil, porque tenés que hablar con todas las chicas a ver si vuelven y si se presentan en qué momento, me parece que ahí quitas mucho el foco de atención.
–Comentaste sobre las bases de los clubes en Las Panteras. ¿Sentís que hay diferencia entre el vóley masculino y el femenino?
– Sí, mucho. Sin ánimo de ofender, porque parece que cuando uno hace un diagnóstico ofende a lo que están, el vóley masculino tiene muchos referentes a nivel mundial, muchos entrenadores con éxito que triunfa a nivel internacional y los entrenadores jóvenes se nutren de esos entrenadores que quizás son amigos conocidos o les piden hablar y en el vóley femenino eso no pasa y cuesta mucho entonces. Hoy, si sos técnico de divisiones inferiores femenino, nutrirte de consejos o de cómo entrenar es muy difícil, entonces el vóley masculino se le hace mucho más fácil.
–¿Hoy cómo ves a la Liga Masculina?
– La veo bien, siempre va creciendo, lo que pasa es que tenemos un problema económico muy grande, como que todos los años hay que trabajar para que los clubes que están se puedan mantener, para que algún club que esté ascendido la pueda jugar, es un trabajo muy grande que hace la ACLAV (Asociación de Clubes de la Liga Argentina de Voleibol) para poder mantener la Liga. Hoy no podemos pensar en un crecimiento sino en una mantención. Eso hace que la liga quizás no sea tan fuerte a nivel de nombres, pero me parece que el vóley argentino sigue forjando jugadores, sigue haciendo que haya buenas divisiones inferiores y lo que nosotros decimos es casi un milagro, pero no es un milagro, es parte del trabajo de los entrenadores y del club.
–Fuiste ayudante de Julio Velasco con el masculino en un JJ.OO. y un mundial. ¿Cuáles fueron las sensaciones que te dejó?
– Como yo siempre digo, fue hacer un máster presencial y pago. Es como tener un plus o una persona que más allá de lo que sabe de juego, te lleva lo que sabe de vida y a estas cuestiones del conocimiento del jugador y trabajar de lo psicológico. Me parece que a mí me sirvió mucho, me ordenó mucho en lo que es el entrenamiento. Seré un eterno agradecido y la verdad fui bendecido por poder trabajar con él.
–¿Qué es el vóley para vos que fuiste armador y ahora entrenador?
– Es una vida destinada a esto, me dio casi todo lo que soy. Ahora lo único que pienso es casi devolverle al vóley lo que me dio y me parece que de la única manera que puedo es contarles mi experiencia a los jugadores, tratar de transmitirle a los entrenadores jóvenes todo el tiempo lo que significa el deporte para nosotros. Y me parece que terminaré mis días haciendo vóley también.
Alexander Malagrino, 2° B, turno mañana