Transcurría el epílogo de un partido muy nivelado y parejo. Novak Djokovic, 5-3 arriba en el último set y a un punto de conseguir la victoria. El serbio ejecutaba sus potentes drives cruzados, pero Holger Rune no cedía y respondía como podìa, haciendo que el punto pareciera interminable. Sin embargo, el joven danés tuvo un pequeño descuido que Nole no iba a desaprovechar y sólo tuvo que deslizar la pelotita con su raqueta para acabar el match. El público de Turín se levantó eufórico para aplaudir y ovacionar una nueva hazaña del mejor tenista de todos los tiempos. La expresión en el rostro de la leyenda lo dijo todo: puños y dientes apretados y una pequeña sonrisa de satisfacción. Es que, además de que fue una victoria extremadamente trabajosa, este triunfo posee un significado mayor para él: además de comenzar con el pie derecho en el Grupo Verde de los ATP Finals 2023, se aseguró culminar el año en la cima del ranking por octava vez en su carrera.
“Fue una victoria muy emotiva y dura por el significado del partido de esta noche. Tuvo una presión adicional y más atención y se podía ver que había muchas emociones en la cancha. Podía sentirlo. Tenía muchas ganas de ganar este partido y quitarme ese peso de encima”, confesó el tenista de 36 años.
Como era de esperarse, Rune lo tuvo a maltraer al serbio en un juego de mucha intensidad que duró más de tres horas. El danés es una pesadilla que ha atormentado a Nole en el último tiempo, ya que el historial dejó un saldo de cuatro partidos jugados, con dos victorias por lado, pero con una característica en común: la dinámica y el nivel de juego del joven de 20 años, quien trató de imponer el golpe por golpe y disputar de igual a igual el partido sin ningún tipo de temores.
Tal era el desgaste anímico y mental de Djokovic en el partido, que su furia e impotencia lo llevaron a que su raqueta debiera ser cambiada dos veces: primero, por estrellarla contra el piso con su mano derecha y, luego, por pisarla con rabia luego de quedar en desventaja en el segundo set. La incertidumbre y el temor de perder su invicto de 19 triunfos consecutivos y que un inexperto joven de 20 años lo tenga contra las cuerdas hizo que el serbio saque a la luz toda su bronca acumulada.
Pero su carácter forjado desde sus inicios en Belgrado y el optimismo que sigue latente en su personalidad se fortalecieron y logró sobreponerse ante la adversidad de lo que parecía un partido perdido. “En el primer juego, cuando pegó golpes desde el fondo, sabía que iba a ser una noche complicada para mí. Sabía que para ganar el partido, tenía que trabajar muy duro. Él sentía bien la bola desde el principio y era muy agresivo, sacó muy bien, creo que jugó genial. Yo he jugado bien en algunos momentos, aunque bajé el nivel en otros. En general, una victoria es una victoria. Ha sido una muy emotiva y complicada por el significado del partido de hoy”, aseguró Nole.
Con un 69% de primeros saques y tres chances de quiebre salvadas, el serbio tomó el control del juego en el último set y consiguió el festejo en Turín.
De esta manera, el máximo ganador de torneos de Grand Slam escribió una nueva página gloriosa en su carrera y vuelve a sorprender al mundo con su vigencia y estado físico para mantenerse en la élite tenística. Pero, por otro lado, su ambición y hambre de consagración lo obligan a ir por más. Y es por esa razón que, en esta nueva edición, buscará levantar nuevamente el título y superar a Roger Federer como máximo ganador del certamen. Y no caben dudas que lo hará todo para alcanzar ese objetivo. La leyenda sigue viva. Él es Novak Djokovic.
Tomás Porto – 2ºA Turno Mañana