La barrera de las dos horas en los 42 kilómetros está cada vez más cerca de romperse. Camada 1999, el keniata Kelvin Kiptum se convirtió en hombre récord en Chicago tras detener el cronómetro en 2:00:35 y batir por 34 segundos la marca de su compatriota Eliud Kipchoge. La rápida adaptación y la poca experiencia aumentan aún más el grado de sorpresa sobre lo sucedido, ya que se rompió un tiempo que parecía intocable y se destronó al máximo exponente de la maratón a nivel mundial.
Gracias a un sprint brillante entre los kilómetros 30 y 35, Kiptum hizo la diferencia y se coronó en la ciudad del viento, que está lejos de ser la más rápida, alcanzando los 21,66 km/h y cubriendo esa distancia en 13:51, a diferencia de Kipchoge, que tardó 14:30 en Berlín 2022, el circuito más veloz.
Si bien venía demostrando su potencial hace algunos años, achicando poco a poco la diferencia con su paisano y olfateando de cerca las dos horas, el oriundo de Chepkorio, sede de fondistas estrellas, reconoció que su objetivo no era bajar la plusmarca mundial, sino la de Chicago.
Lo peculiar es que a Kiptum le bastaron únicamente 3 carreras de tal longitud para hacer historia, aunque todo tiene un trasfondo, puesto que la justificación de dichos resultados a tan corta edad se debe a la especialización absoluta en la disciplina, algo de lo que Kipchoge no gozó, ya que su debut en recorridos largos fue recién a los 28 años y tuvo que esperar 9 más para quedarse a orillas de los 120 minutos.
Es que un maratonista promedio, normalmente, atraviesa diversas etapas. Primero en las pistas, después distancias medianas, luego suman paulatinamente kilómetros y recién allí van a maratones. Sin embargo, la nueva ola de corredores, acompañado de las últimas tecnologías en la indumentaria deportiva, viene a demostrar que los récords están para romperse.
El futuro del maratón promete, pero el presente resulta llamativo debido a los enfrentamientos entre la vieja escuela, quienes buscan continuar en el libro de récords, y los jóvenes que arremeten con sus piernas frescas. Los ojos apuntan al 2024, año que tendrá batallas por doquier, con Berlín, Londres y Valencia, pero atravesado también por los Juegos Olímpicos de París, que ofrecerá un duelo entre principiantes y expertos, con un Kipchoge que busca su tercera medalla y un Kiptum que quiere hacer historia en su primer olimpíada.
Nicolás Bruzzone – 2ºA Turno Mañana