Cuando en 1972 se estrenó El Padrino en los cines, nadie se imaginó que no estaba presenciando una película más sobre mafiosos italoamericanos, y que en realidad estaba siendo testigo de una obra de arte costumbrista sobre gran parte de la vida norteamericana. Una obra que no solo tuvo dos películas más que conforman la saga -que también marcaron época-, sino que resultó un hecho cinematográfico con un efecto cultural que 50 años después mantiene su influencia.
Fue un antes y un después, pues tuvo una influencia no solo artística, sino también un legado cultural que fue el resultado de la transmisión de conocimientos, valores y costumbres de una generación a otra, de padres a hijos. Hoy, desde los films de gángsters a las comedias románticas, desde las series de televisión a los videojuegos, todos parecen estar tocados por la herencia de esta película, que cambió la imagen y la sensación de lo que se llamaba el sueño americano. Verla es como ver varios films al mismo tiempo y sirve para entender más sobre la historia del cine y su herencia cultural.
A pesar de superar los 50 años, El Padrino (1972) no envejece, se mantiene vigoroso y vigente dentro de la cultura popular, que no se cansa de rendirle homenajes a través de guiños y referencias en otras producciones consagradas sobre distintos temas como Los Soprano, Los Simpson, y Breaking Bad.
Es como estar frente a una gran obra en tres actos del siglo XX; una tragedia en toda regla, con todos los elementos indispensables como la traición, el amor, la venganza, la familia, el poder y el honor. Una obra maestra que nos muestra, con absoluta vigencia, cómo la corrupción y la violencia forman parte indisoluble de la conquista del poder, sea en una familia, en una comunidad o en todo un país.
El legado cultural de El padrino es inmensurable. Poco importa recordar que a lo largo de los años esta trilogía cosechó múltiples elogios y reconocimientos de la crítica y del público, y supo sumar nueve premios Oscar, entre ellos: mejor película la 1 y la 2, Coppola por mejor director por la segunda y mejor guión por las dos primeras y otras 20 nominaciones, más importa ver cómo las distintas generaciones se han visto interpeladas por sus mensajes.
Esta obra de arte nos dejó momentos para la posteridad, imitaciones de la voz de Brando por doquier, ¿quién no ha usado esas frases célebres de Vito Corleone en tiempos de crisis para calmar la paz mental?
Algunas de las que seguramente con el correr de los años han sido utilizadas y lo seguirán siendo porque ya forman parte como una sentencia del lenguaje popular:
“El amor es como el viento, no lo veo pero lo siento”
“No me digas que eres inocente, porque eso insulta mi inteligencia”
“No digas lo que pienses cuando hables de negocios con extraños”
“Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos”
“Amistad y dinero… agua y aceite”
“No es nada personal, son solo negocios”
“Un abogado con su portafolios puede robar más que cien hombres con pistolas”
«Le haré una oferta que no podrá rechazar»
«Cada hombre tiene su propio destino»
Una gran puesta del séptimo arte que trascendió por muchísimos factores, entre ellos, las palabras tan sabias de Vito Corleone, cuyo mayor logro es, sin duda, haberse asentado en el imaginario colectivo, haciendo que personas que a lo largo de sus más de 50 años no han visto la película incorporen esas exquisitas expresiones, como de uso diario sin saber el porqué. Como pocas películas lo han hecho al punto tal que está asumido y aceptado e incorporado como la máxima reflexión la famosa frase “que parezca un accidente”, la cual es aplicable totalmente en la vida real pero que nunca formó parte del libreto ni fue mencionada dentro de El Padrino.
Por todo esto, esta obra de arte no envejece: su influencia en la cultura popular se renueva permanentemente y se ha mantenido en el primer puesto en los corazones de la cinefilia y en los rankings de Mejor Película de la Historia, en diferentes medios, que ha llevado a realizar versiones actualizadas, con mejor calidad de imagen, como homenaje.
Miguel Vidal