«En Sudamérica el fútbol no está tan avanzado como en Europa. Y es por eso que cuando miras las últimas copas del mundo siempre son los europeos los que ganan». Esto dijo Kylian Mbappe antes del inicio del Mundial, pero lamentablemente para él y para el resto del fútbol europeo ese escenario no iba a cumplirse. Argentina fue más que Países Bajos, ampliamente superior a Polonia, Croacia y mucho más a la vigente campeona, Francia, sorprendiendo al mundo entero y dando una clase de fútbol. A esto debe sumarse también la categórica victoria previa frente a Italia, que se había coronado en Europa, por la «Finalíssima». Está claro que los últimos vencedores fueron europeos, pero la Argentina demostró que está tan o más avanzado que esos seleccionados, no sólo por lo mencionado anteriormente sino también por los resultados que la llevaron a la cima del mundo en Qatar. Pueden tener en Europa mejores instalaciones, poder económico, e incluso una mejor organización, pero hay algo que está claro: en este momento el dominio futbolístico está de este lado del charco, de la mano del mejor de todos, Lionel Messi.
El fútbol europeo y sudamericano se distingue por sus estilos de juego y la forma en que se vive el deporte. Mientras que Europa se enfoca en la táctica, la organización y la formación de jugadores desde temprana edad, pero sólo con eso evidentemente no alcanza.