Para los argentinos, en las reuniones sociales ya sea familiares o de amigos se ha vuelto costumbre a la hora de la cena “pedir unas pizzas” o “hacer unas pizzas” para combatir el apetito nocturno. Sin embargo, la historia de este hábito nos lleva a las primeras décadas del siglo XX, cuando comenzaron a aparecer las primeras pizzas elaboradas en Buenos Aires.
Esta aparición ocurrió debido a la inmigración italiana -en especial de los nacidos en Nápoles y Génova- hacia la Argentina. Los italianos preparaban las pizzas para vender en las panaderías, por ser considerado un plato de las clases bajas de su país. Asimismo, su simple preparación con gran cantidad de harina y un poco de tomate y queso la hacían una comida accesible a bajo costo para los sectores más necesitados.
Sin embargo, con el paso de los años y la incorporación de cocineros y/o panaderos argentinos, la receta de la pizza convencional, hasta ese entonces, se modificó gracias a la creatividad de los porteños y a la abundancia de los alimentos. Como consecuencia, surgió la pizza a media masa, que cuenta con la implementación de harinas más puras y levaduras comerciales que reemplazaron la harina convencional y el uso tradicional de la masamadre para el lavado de la masa.
«Como práctica habitual, la abundancia de algunos productos modifica los usos y costumbres de cómo hacer la pizza. De esta forma, la versión argentina se modifica, haciendo que el disco de masa sea mucho más grueso, las salsas y la mozzarella (que en estas latitudes se hace de leche vacuna y no de búfala) tienen que llegar hasta el borde e incluso superarlo», explicó Federico Miro, director de la licenciatura en gastronomía de la Fundación UADE, en diálogo con el diario La Nación.
A su vez, este cambio que sufrió la pizza tradicional favoreció el crecimiento comercial, ya que de a poco fue convirtiéndose en el plato principal de algunos restaurantes que pasaron a llamarse “pizzerías” al ver la rentabilidad del mismo y el apego del comensal hacia esta comida. En consecuencia, para los años 30 a lo largo de la conocida calle Corrientes plagada de teatros, ya se encontraban instaladas varias pizzerías que con el tiempo terminaron siendo símbolos de la gastronomía de Buenos Aires, como Las Cuartetas, Banchero, Güerrin, El Cuartito y Angelín, entre otras.
Hoy en día degustar una pizza a media masa se ubica entre las costumbres más comunes de los argentinos a la hora de almorzar o cenar, ya sea en un evento o cuando el cansancio de la rutina le gana a la cocina casera.
Juan Manuel Meza