A lo largo del apartado sobre el fútbol del interior, se han contado historias difíciles de creer, con momentos gloriosos repentinos y caídas bruscas, aportes económicos de dudosa procedencia y clásicos que movilizan a cientos de miles de fanáticos.
Esta vez, el artículo toma otro foco, un poco más crítico que en otras ocasiones, poniendo el ojo en la mirada centralista que tiene nuestro fútbol, desde la organización de los torneos, hasta el reconocimiento masivo de los medios de comunicación.
El futbol del interior se ha caracterizado históricamente por proveer de jugadores no solo a los equipos de Buenos Aires, sino también por su pasión, partidos de categorías bajas acompañados por todo una ciudad o región, acaparando la atención de los lugareños incluso por encima de lo que lo puede hacer el futbol grande de nuestro país.
Lo que muchas veces no se tiene en cuenta, es que atrás de esas hinchadas populosas, esas canteras inagotables de jugadores con mucho talento y esos clásicos sin igual, se encuentran enormes problemas que se pasan por alto por la nula difusión y por el poco apoyo que los clubes del interior reciben desde AFA, entre otros factores.
En primer lugar, los torneos son casi tan mal diagramados como los de primera, con equipos que pasan seis meses sin jugar porque quedan eliminados, excesivas bajas por imposibilidad de mantener la plaza y, por sobre todo, el condicionante de los viajes que agrava esa planificación deficiente, con planteles que tiene que desplazarse miles de kilómetros en colectivo, sin tener un respaldo económico de sponsors, televisación, empresarios y menos del ente máximo de nuestro futbol.
Por lo tanto, cualquier club del interior va a sufrir mientras no se equiparen las fuerzas con el sector metropolitano, una zona en la que se juegan la misma cantidad de ascensos, en la mitad de partidos, sin necesidad de viajar (en ninguna ocasión) más de cien kilómetros, con contratos televisivos millonarios.
Es por eso, en conclusión, que en Argentina se dan historias maravillosas, casos de ascensos relámpago con descensos meteóricos; Inversiones cortoplacistas, que no se interesan en el fútbol, y terminan con los clubes imposibilitados de mantenerse en la pelea a la que se acostumbran por un lapso no muy prolongado.
Lo ideal, y el pedido que nace de los que son del interior, es que esta nueva AFA busque nivelar las dificultades y las oportunidades, para que estos campeonatos tengas menos historias de cuento pero más tiempo en el reconocimiento del futbolero.
Paulo Recari, 2º «A» TM