Los vecinos de Cipolletti y Neuquén Capital despertaron, en la madrugada del sábado 10 de junio, preocupados, cuando un fuerte e inexplicable ruido comenzó a escucharse sobre ambas ciudades, próximas entre sí. El sonido pareció salido de la trompa de un elefante, pero está claro que en el Alto Valle no abundan esos animales originarios de África e India. Nadie quiso jugarse a dar explicaciones razonables acerca del hecho. El “trompetazo” es una incógnita en la zona, que será contada a lo largo de los años a los más chicos.
Según registraron los medios y habitantes de la provincia en las redes sociales, alrededor de las 2 de la madrugada se comenzaron a escuchar una suerte de gritos o aullidos muy raros que terminaron por imponerse en la noche. Los testimonios de personas atemorizadas no se hicieron esperar.
De momento, nadie pudo corroborar qué fue ese ruido, ni siquiera su origen; algunos pensaron que se trataba de gritos de personas, otros dijeron que eran animales y hasta hubo quienes arriesgaron que podría tratarse de un camión de recolección de residuos con algún problema en el motor.
En julio del año pasado, un hecho similar preocupó a los habitantes de la zona cuando escucharon explosiones en las afueras de General Roca, ciudad cercana a Allen y Cipolletti. Se pensó que se trataba de una empresa minera local, pero ésta aseguró que los sonidos no correspondían a sus operaciones en la cantera.
Un astrónomo del Observatorio Astronómico de Neuquén señaló días después que las detonaciones habían sido producto de un meteorito de unos doce metros de diámetro. Su teoría tampoco conformó a quienes fueron perturbados por el ruido. El problema con la teoría es que hay vecinos de Neuquén Capital y otras ciudades del Alto Valle que también describieron un fenómeno similar. Los videos tomados con los celulares son una prueba fiel de que no se trata de una leyenda urbana. Por ahora, el misterio sigue sin resolverse…
Marcos Segovia