El avión sospechado llegó a Ezeiza el pasado 6 de junio, alrededor de las 14.35, dos horas más tarde de lo previsto, con una carga de autopartes. La tripulación estaba integrada por catorce venezolanos y cinco iraníes. Cuando aterrizó en el aeropuerto internacional, la policía aeroportuaria junto a migraciones, aduana y a la policía federal proceden a hacer el operativo correspondiente que se realiza en cada aterrizaje, según algunas fuentes de la policía no se habría encontrado nada extraño.
Durante todo este revuelo el gobierno de Irán denunció que la detención del Boeing 747 venezolano, formaba parte de “una operación de propaganda” contra Teherán, como consecuencias de sus políticas nucleares. «Las últimas semanas están llenas de propaganda, operaciones psicológicas, guerra de palabras para provocar un sentimiento de inseguridad (en Irán) y este caso forma parte de ello», aseguró Said Khatibzadeh, ministro de Asuntos Exteriores, en una conferencia de prensa.
El lunes por la mañana, el juez Federico Villena, dispuso a la dirección de migraciones que retenga por 72 horas los pasaportes de los iraníes, además le ordenó a la policía aeroportuaria que informe cualquier movimiento extraño que realice la aeronave Emtrasur. También se mantiene en investigación a Gholamreza Ghasemi Abbas, piloto del avión, se intenta determinar si tiene algún tipo de relación con la Guardia Revolucionaria de Irán.
Los 19 pasajeros que se encuentran en el país, se alojaron hasta el viernes pasado en el Holiday Inn del aeropuerto de Ezeiza, pero decidieron cambiar su hospedaje al Hotel Plaza Central Canning. Se trata de un hotel de cuatro estrellas con habitaciones de cama doble que tiene un precio que varía de 115 a 180 dólares por noche.
El dueño del hotel y sus empleados no estaban al tanto de la situación de este conjunto de personas: «Nos enteramos del conflicto con el avión dos días después. No nos preocupamos porque el tema estuvo muy bien manejado por las autoridades. No hemos tenido sobresaltos ni tampoco ellos se han portado de una manera diferente. Son gente tranquila». Además manifestó: «Entran y salen con total normalidad. Al menos en el mostrador no se presentó nadie en representación de las embajadas».
Desde la AMIA y la ADIA advirtieron que la compañía Mahan Air fue sancionada por Estados Unidos por los vínculos que mantiene con la actividad terrorista. A raíz de esta cuestión habló Jorge Knoblovits, presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas y dijo: «Nada que venga de Venezuela nos puede tranquilizar. Nada que venga Irán, de la misma manera. Nosotros no podemos no presentarnos como querellantes y pedir que se investigue». Invadido por el miedo a un tercer atentado en el país, estableció: «Estamos atentos y siempre tratando de ver los escenarios y que no se creen las condiciones necesarias para un tercer atentado».
Tras esta situación las organizaciones judías establecidas en Argentina, le insistieron al gobierno nacional promover la información exhaustiva y detallada sobre el listado de las personas que abordaban el avión y cuáles eran sus motivos de dicho paso en el país y le recordaron los hechos del atentado de 1992 contra la embajada de Israel y en 1994 contra la AMIA.
Desde la vereda opuesta se levanta sospecha por las maniobras del aeronave, que voló sobre Buenos Aires y Córdoba, con el transpondedor apagado. Esta escala en Córdoba se debió a los fuertes bancos de neblinas que le imposibilitaba al piloto poder tener una visión correcta para llegar al destino pactado. Se espera que en el transcurso de estos días la situación sea resuelta.
Agustina Sandoval – 2° B Turno Tarde