En Argentina hay diferentes iconos de la cultura, el fútbol, el mate, el asado y las empanadas. Pero cuando llegan los meses más fríos del año, a veces no alcanza con solo ponerse una bufanda, guantes o un gorrito. El país tiene varias comidas autóctonas para vencer las bajas temperaturas invernales.
Si de comidas bien criollas hablamos, el locro tiene que decir presente, este plato es típico de las fechas patrias como lo son el 25 de mayo y el 9 de julio entre otras, aunque eso no quita que se pueda preparar en otras ocasiones del año, el mismo contiene, maíz blanco o amarillo, porotos, carne, falda o tira de asado, panceta ahumada, chorizo ahumado, calabaza, zanahoria, cebolla, ajo, laurel, aceite, ají molido y pimentón dulce. Esta comida se originó en la época prehispánica y preincaica, por los indios Quechuas, que vivían a lo largo la Cordillera de Los Andes, aunque con la llegada de los españoles, se reforzó la receta con la carne vacuna.
Otro plato que se volvió criollo es la carbonada, que originalmente proviene de Bélgica, pero con la colonización española, se introdujo en nuestras tierras. En sus inicios europeos, los ingredientes eran carne, cebolla y cerveza, esta última fue sustituida por el maíz y para volverlo lo más autóctono posible, se sirve dentro de una calabaza. Este plato incluye varios ingredientes, carne vacuna, papa, batata, pimiento rojo, pimiento verde, cebolla, choclo, ajo y aceite.
Hay más comidas clásicas para ganarle la pulseada al invierno, como los tamales y humitas, originarias del norte del país, la primera receta se sirve en hojas de chala, en su interior contiene una masa hecha de harina de maíz y calabaza hervida, relleno con una pasta de carne molida, comino, pimentón, cebolla y huevo duro. Las humitas están hechas de choclo rallado, condimentado con una salsa frita de cebolla, sal y ají. La misma se puede servir en hoja de chala o en un plato. Estas son algunas de las comidas más representativas del país, aunque también se puede sobrevivir al frio, con un buen guiso de lentejas, un puchero o una sopa de vegetales, queda en cada uno comer lo más rico.
Facundo Damián Reyna, 2° T.M.