La República Centroafricana lleva décadas sumergida en una grave crisis. Durante muchos años, la enorme escasez de hospitales, de centros médicos y de profesionales de la salud ha sido uno de los puntos más habituales en las alertas que lanzaban las organizaciones que están sobre el terreno. Sin embargo, desde que en 2013 el país se hundiera en una historia de violencia sin fin, aquello que siempre fue preocupante pasó de pronto a cobrar unas proporciones de mayúscula tragedia.
Hoy en día, la mitad de la población del país depende completamente de la ayuda humanitaria de emergencia para sobrevivir, la cobertura de vacunación es muy baja y el riesgo de epidemias o muertes por enfermedades es extremadamente alto.
Ahora, Médicos Sin Fronteras intenta aplicar un nuevo método de vacunación en el país africano. Se trata de una campaña de vacunación con múltiples antígenos, lo que significa que con cada ronda de vacunación inmunizamos al mismo tiempo contra varias enfermedades. No todos los niños son vacunados de la misma manera; es importante catalogarlos previamente para hacer el trabajo adecuadamente. Esto se hace de manera automática, lo cual ayuda, y mucho, para que haya muchas menos posibilidades de que se cometan errores a la hora de vacunar.
El objetivo para 2017 consiste en vacunar de forma preventiva a otros 70.000 niños a través de varias rondas de visitas que tendrán lugar a lo largo del año. La primera de estas rondas tuvo lugar durante marzo y abril pero vino acompañada de una desagradable sorpresa: una epidemia de sarampión, por la que tuvieron que reaccionar de inmediato y que los obligó a adaptarse a las nuevas circunstancias.
Todo el esfuerzo para intentar que África sea un continente mejor para todos.
Nicolás Albino y Martín Feijóo