Gustavo Bou lleva en su WhatsApp una foto en la nieve con Martina, su hija de cinco años que le cambió la vida: cuando marcó su primer gol en Racing, una noche ante Newell’s en septiembre de 2014, Bou celebró llevándose la pelota a la panza, festejando su llegada. De ahí en más todo cambió para el delantero que hasta los 24 años era mirado de costado, que no había terminado de explotar ni en River, ni en Olimpo, ni en Liga de Quito, ni en Gimnasia La Plata. Ahora, a los 30, la Pantera cumple su primera temporada en New England Revolution, de la MLS de Estados Unidos.
El delantero argentino tuvo un brillante mes de julio y fue elegido el Jugador del Mes de la MLS por su aportación al equipo que marcha líder por amplia diferencia en la Conferencia Este. La Pantera registró cinco goles y una asistencia en julio 2021, contribuyendo a un gol en seis de los siete partidos de Revolution a lo largo del mes. Además, anotó o asistió en cuatro partidos consecutivos entre el 17 y el 31 de julio, y anotó dos goles para la victoria en ese tramo. A pesar de no tener un gran mes de agosto, el concordiense fue elegido para disputar el partido de las estrellas de la Liga de los Estados Unidos.
Es indiscutible que está pasando por un gran momento. Pero nada opaca su mejor versión vista en avellaneda. Su llegada fue muy criticada por algunos hinchas y periodistas de la Academia, que creían que el delantero que llegó procedente de Gimnasia de La Plata no estaba a la altura de lo que implica una institución como Racing. Sin embargo, el atacante fue una de las revelaciones del campeonato. Anotó 10 goles en 13 partidos con la camiseta blanquiceleste y fue fundamental para que el conjunto de Avellaneda se terminara consagrando campeón.
Pero como algunos ya saben, la vida del futbolista no es para nada fácil. El fútbol puede ser un negocio despiadado, por lo que los niños y los padres deben estar preparados para sufrir golpes por la espalda. Es imprescindible que los niños entiendan que el rechazo o la crítica no significan el final de su carrera. Para muchos jugadores, sólo supone que hay otro obstáculo que superar o que puedan necesitar seguir un camino diferente hacia el éxito.
Pero en este caso, el obstáculo a Bou no se lo estaba poniendo el futbol sino la vida, ya que cuando era un niño, a su madre le diagnosticaron cáncer.
Su madre falleció un año después de que el jugador llegó a Buenos Aires para jugar en las inferiores de River, a los 15 años. «Fue un golpe muy duro, le agradezco a los psicólogos que tenía en River, que me ayudaron mucho. Yo había comentado en el club, y a los psicólogos que tenía, que si pasaba lo que yo no quería a mi mamá, iba a dejar el fútbol. Se me hizo muy difícil, cuando ella falleció estuve casi un mes allá en mi pueblo, quería dejar todo, pero me acuerdo de unas palabras de ella: me pidió que no dejara el fútbol, que ella me iba a ayudar desde donde esté», reveló a Crónica.
Aunque mis ojos no te puedan ver, te puedo sentir, sé que estás aquí», dice el tatuaje que tiene Bou en su brazo izquierdo, ese que siempre besa cada vez que hace un gol o en su defecto, cada 17 de octubre en el día de la madre.