La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner presiona al Fondo Monetario Internacional y al Club de París para que suspenda el pago de las deudas hasta que acabe la pandemia.
Actualmente nuestro país se encuentra en un estado de necesidad que le impide afrontar los compromisos de deuda contraídos, especialmente con el FMI y otros organismos, El riesgo es afectar intereses superiores que el Estado debe proteger en un contexto de pandemia: la vulnerabilidad social, la salud, el trabajo y la educación.
El 42% de la población en nuestro país vive en situación de pobreza y transita el peor momento de la pandemia con el sistema hospitalario saturado. Nuestro presidente, Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán, se comprometieron a seguir pagando las cuotas de la deuda hasta pactar una reestructuración.
La gran hipótesis en este momento es si el gobierno tiene realmente la intención de repagar la deuda de 46.000 millones de dólares con el FMI o si prefiere unos años en default, como ocurrió después de 2001. En este contexto, Cristina Fernández de Kirchner reclamó en varias oportunidades un guiño del FMI. Sin embargo sus exigencias son casi imposibles: rebaja de los intereses y la extensión de los plazos a 20 años, frente al máximo de 10 establecido en el reglamento del FMI.
Por su parte, el FMI declaró que sus reglamentaciones impiden una baja en el monto de la deuda. Cristina Kirchner fue crítica con el organismo al señalar que el crédito se otorgó de forma ilegal.
Gerry Rice, vocero del Fondo Monetario Internacional (FMI), respondió estas acusaciones: «La capacidad del FMI de reestructurar la deuda y posponer pagos está limitada por nuestras reglamentaciones y marcos legales”, explicó durante la conferencia de prensa quincenal en Washington.»
Además, le contesto a la vicepresidenta diciendo lo siguiente: “Le puedo asegurar a todos que no hubo ninguna violación de las reglas del FMI”, aclaró el Rice después de que Kirchner dijera: “Cuando dicen «no, no se puede hacer una quita al capital del FMI porque su estatuto prohíbe hacer quitas’. También prohíbe que se den préstamos para permitir fugar el dinero. ¿Y por qué vamos a hacer valer una prohibición y la otra no?”.
En el mes de febrero el FMI se puso firme y le propuso a nuestro país, seguir una serie de exigencias para aplazar el pago de la deuda de USD 45.000 millones.
Entre los requerimientos más importantes figuran:
* Desequilibrios macroeconómicos: el fondo considera que Argentina tiene demasiados desajustes en materia fiscal que deben ser corregidos.
* Déficit fiscal: el FMI cree que la meta del presupuesto nacional no es ambiciosa (4,5% del total del PBI). Ante esto sugiere un esfuerzo en el aumento de los recursos tributarios.
* Aumento de las reservas del Banco Central: aunque se percibe un aumento de reservas, las mismas se dan en un contexto de cepo estricto
* La reforma del estado: el organismo internacional busca que haya mayor eficiencia en el sector público.
Aunque el gobierno bajo la persiana rápidamente a esta propuesta, insistirá en otro plan de pago que será difícil de negociar.
En las ultimas semanas, Argentina consiguió el apoyo de Portugal, España, Francia e Italia para sus gestiones ante el FMI con el fin de reducir o eliminar un monto de la deuda.
Nuestro país deberá comenzar a pagar los 44.000 millones de dólares recibidos del préstamo del FMI este año, pero en marzo Fernández declaró que la deuda era una carga demasiado pesada para el país. En 2021, Argentina debe pagar 3.500 millones de dólares; otros 18.000 millones en 2022, y 19.000 millones en 2023.
El presidente argentino intenta postergar pagos hasta dentro de cuatro años. La intención es que la economía de nuestro país esté en mejores condiciones. Fernández también procura que el FMI rebaje los recargos que se aplican para impulsar el reembolso.
«El tema no es no pagar, sino que podamos obtener un acuerdo que nos permita sostener el plan económico que tenemos, de desarrollo y crecimiento, y sin olvidar a ese 40% de la población que está por debajo de la pobreza» manifesté en reiteradas ocasiones Alberto Fernández.
Si bien el gobierno aún tiene acceso a los mercados de capitales para obtener préstamos, no puede pedir dinero a tasas de interés bajas. Para equilibrar las finanzas, el gobierno recurrió a impuestos sobre el patrimonio de los más pudientes, y a otros gravámenes. Todo con el objetivo de aumentar los ingresos del Estado
Alan Adrián Ertola.