La Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), mediante el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA), exhibió un informe realizado a 742 ciudadanos argentinos llamado “Secuelas psicológicas en personas que tuvieron COVID-19”. Sus resultados demostraron que el 93,54% de los participantes reportó haber experimentado malestar psicológico o problemas emocionales, mientras que el 64,4% demostró fallas cognitivas (entre leves, moderadas y severas).
Los investigadores revelaron, además, que el 56,74% de los encuestados presentó puntajes compatibles con un trastorno depresivo mayor, lo que incrementa el riesgo de deterioro cognitivo: 20,08% lo sufrió de forma leve; 20,35% con moderación y 16,3% de manera grave.
Una de las conclusiones publicadas es que aquellos individuos con menor capital cultural y económico notificaron una severidad mayor en la sintomatología relacionada con la intranquilidad y la depresión: 24% declaró sentir ansiedad severa, mientras que el 39,89% confesó haber cambiado su tendencia a pensar en la muerte. Aquí, los adultos jóvenes (18 a 35 años) evidenciaron puntajes más altos en la Escala de Riesgo Suicida (RASS).
Quienes demostraron mejores indicadores fueron los que realizaban actividades de ocio a diario, entre la que se destaca el deporte, con 50,94%. El estudio concluyó que una de cada tres personas infectadas por COVID-19 realizan tratamiento psicológico y el 67% de quienes no lo hacen, considera necesitarlo.