Yamila Otero, campeona de URBA y Nacional de Clubes de 2019, forma parte de Las Pumas y Club Naval. También es profesora de Educación Física en la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires licenciada en kinesiología y fisiatría. En el 2017 fue galardonada por los premios DQ (Deportes Quilmeños) como mejor representante internacional. Participó en los juegos Sudamericanos de Cochabamba de 2018, en los que logró la medalla de plata, cuando en los de Vargas 2014 de playa y Santiago 2014 había conseguido la dorada.
También consiguió el cuarto lugar en los Sudamericanos en Lima 2019, y los segundos puestos en los de Paraguay 2019 y en los juegos Odesur de Bolivia 2018.
Había sido una niña muy inquieta que llegó a pasar por gimnasia artística, patín y vóley; fue gracias a su hermano, al que llamaron para ser parte del deporte de evasión y contacto, que se animó a hacerlo como lo venía haciendo con el resto de los deportes.
Su debut fue en el club Quilmes a los 12 años, algo inolvidable y emocionante que ella sigue recordando con mucha emoción porque gracias a su entrenador de ese momento, Jorge Bayar, pudo ir afrontando las vicisitudes que le había tocado sufrir por ser una niña. El apoyo de su familia también llegó a ser fundamental; con él, creció y supo ganarse su lugar en el Rugby Seven de Argentina.
Mientras se entrena para actuar en el preolímpico de Mónaco que se disputará el 19 y 20 del mes próximo, contó lo que es este deporte para ella: “Conocí el rugby a los 12 años, acompañando a mi hermano a jugar. Encontré un lugar diferente, donde había muchas personas que se apoyaban unas a otras, en un lugar donde las reglas eran muy distintas. La pelota se pasaba para atrás, pero se acompañaban todos hacia una meta».
La back de Las Pumas dijo que no le importaba lo que pasara, que se apoyaban unos a otros y que por este motivo siguió eligiendo esta disciplina. Afirmó que logró tener muchas amistades, que la familia la apoyó siempre y le dio ánimo pese a las dificultades que existen tanto dentro como fuera de la cancha facilitándole herramientas para enfrentar la cotidianidad.
Con la actividad recorrió varios lugares del territorio argentino y del mundo, conociendo mucha gente que hoy forma parte de su familia. “Creo que sin el rugby esto no lo hubiera podido hacer o tener la posibilidad de estar en esos lugares y momentos», expresó con mucho orgullo.
Quedó claro que se puede jugar en cualquier sitio del territorio nacional, ya que se hizo y hace un buen trabajo en las diferentes localidades para lograr tener una base más amplia.
Existen muchas juveniles e infantiles que se sumaron de los distintos clubes, donde las pequeñas pudieron acercarse para poder jugar. La idea es inculcarle los valores desde chiquitas como lo hicieron con ella, y lograr la misma alegría y felicidad que hoy tienen todas al ser partícipes de esta carrera.
La ovalada fue y es importantísima en su vida porque sin la posibilidad del rugby no habría sentido la sensación especial de jugar ante mucho público. Llevando con alteza la camiseta del país sintiendo piel de gallina al ser ovacionada por las voces de la cancha. Lo dijo ella misma: “Sin el rugby no habría tenido la posibilidad de entrar a un estadio lleno de gente”.
Esta actividad le dio temple para su trabajo en equipo, apoyando a sus compañeros, siempre yendo para adelante afrontando las adversidades que se le fueron cruzando en el camino.
Aparte de la Selección también lo harán en el repechaje los seleccionados de Colombia, Francia, Hong Kong, Jamaica, Kazajistán, Madagascar, México, Papúa Nueva Guinea, Rusia, Samoa y Túnez. De todos estos sólo dos tendrán el pase a Tokio mientras que Los Pumas ya tienen su lugar asegurado.
Paola Cintia Lezcano