Tan solo unos 60 años atrás, EE.UU era un país sumamente racista. La libertad, los derechos y el “sueño americano” solo eran posibles para los blancos, mientras que los afroamericanos eran considerados como inferiores y tratados como tal.
La segregación racial estaba impuesta socialmente en todos lados, escuelas, universidades, restaurantes y cines a los que solo podían entrar blancos o tenían una cierta prioridad; también habían baños separados o exclusivos para blancos y transportes “públicos” en los que los afroamericanos no tenían ni derecho a sentarse. Los crímenes policiales racistas eran abrumadores, con represiones extremas que llegaban incluso a la muerte. Los fanáticos “blancos” tenían organizaciones, la más conocida es la “Ku Klux Klan”, una organización racista, xenófoba, homófoba, antifeminista, anticomunista, anticatólica, islamofóbica y terrorista, la cual quemaba las casas e iglesias de los afroamericanos.
Este contexto llevó a los afroamericanos a luchar por la igualdad y sus derechos como ciudadanos americanos. Ya que el color no define la esencia de las personas, ni sus capacidades, ni nada. Se habían creado varios movimientos, algunos pacifistas, inspirados en Mahatma Ghandi y otros que consideraban responder a la violencia con más violencia, capitaneados por Malcolm X.
Las manifestaciones que realizaban eran reprimidas rápidamente y solo terminaban con afroamericanos presos o muertos. Esto hizo que los distintos movimientos se unieran entre sí, organizando para el 28 de Agosto de 1963 la “Marcha sobre Washington”, en la cual aproximadamente 250 mil personas (75% afroamericanos) se manifestaron pacíficamente, de lo cual se dudaba, por eso fueron enviados 5.900 policías para preservar la seguridad.
Uno de los líderes que movilizó a la comunidad pacíficamente fue Martin Luther King Jr. Un joven pastor, nacido en 1929 en Atlanta, el cual se recibió en Teología, en la Universidad de Boston. Él llevaba años luchando contra el racismo, su primera acción conocida fue el boicot que realizó durante aproximadamente un año contra la segregación en los transportes, luego de que una modista, Rosa Parks, fuera multada y arrestada por sentarse en un lugar reservado para blancos. Años después, aprovechó una sentada espontánea de estudiantes afroamericanos en Birmingham, Alabama, e inició una campaña de alcance nacional, tras la cual lo arrestaron.
La marcha sobre Washington tenía como destino final al Monumento a Lincoln, el presidente que cien años atrás había abolido la esclavitud, otorgándole “libertad” a los esclavos. Bajo este Monumento, Martin Luther King Jr. proclamó su discurso más célebre, conocido como “Tengo un Sueño”; en él sintetizó un deseo de igualdad, el cual hoy en día se sigue buscando: “Sueño que un día en las rojas colinas de Georgia los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos amos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad. Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel”.
Estas palabras le brindaron un gran avance a la lucha de los afroamericanos.; tanto que un año después de este discurso (1964), Luther King fue galardonado con el Premio Nobel De La Paz. Este reconocimiento causó un gran revuelo entre los blancos que se sintieron ofendidos, y en vez de cambiar su forma de pensar y actuar, siguieron siendo iguales o incluso más violentos.
En 1968, cuatro años después de su discurso más recordado, a sus treinta y nueve años, en el motel Lorraine de Memphis, Luther King fue asesinado tras recibir una bala en su cabeza. Este hecho causó un gran revuelo en toda la comunidad, la que ya no quiso actuar pacíficamente y acudió a la violencia, desatando la mayor ola de saqueos, disturbios e incendios en la historia de EE.UU.
En la actualidad, tras un gran avance en cuanto a la igualdad, un cambio en la mentalidad de varias personas, la asunción del primer presidente afroamericano y una elección presidencial en la cual hubo más votantes afroamericanos que blancos por primera vez, el racismo en EE.UU sigue estando vigente.
La fácil conexión con el mundo ayuda a exponer la brutalidad policial que ocurre en EEUU, la cual asesina a sangre fría y sin pudor alguno a personas de la comunidad afroamericana; también, se televisa para todo el mundo a un presidente con rasgos nacionalistas que prefiere mirar para otro lado ante hechos racistas y/o clasistas; y, por último, se exporta vía satélite, la imagen de una sociedad racista que, sin manifestarlo como hace 60 años, en su interior sigue odiando y creyéndose superior a los afroamericanos.
Foto: Biografiasyvidas.com
Matías Pérez Carballo.