En la Argentina se huele y respira fútbol. Como deporte principal, es el que más popularidad tiene a nivel global y como es costumbre, nos consideramos los mejores del mundo, por el simple hecho de tener a quizá las dos máximas figuras de toda la historia, como Diego Armando Maradona y Lionel Messi. A su vez el fútbol argentino lo tomamos como algo cultural dentro de nuestra sociedad, el famoso asado antes del partido a las tres de la tarde esperando junto a los amigos, tíos y los padres. Es un ritual casi como ir a la iglesia, se celebran todos los domingos y concurren un número determinado de personas, esperando un resultado positivo del equipo para que el día siguiente día se comience la semana laboral o escolar con una sonrisa.
Quizás a veces pensamos que todo gira alrededor de 22 personas tratando de ganar un partido para no irse al descenso o pelear un campeonato, pero lo cierto es que, a diferencia de otros deportes, el Handball, mueve pasiones no tan reconocidas dentro de nuestra cultura que hasta a veces pasa desapercibido ciertas noticias que suceden en cuanto a nuestra selección como un jugador traspasado a otra liga competitiva.
Cuando prendemos la televisión un domingo a la mañana vemos al menos un argentino destacado en un equipo europeo; sabemos su nombre, el equipo por el que pasó, cómo juega y de qué juega. Pero si hacemos una encuesta en las redes sociales si sabían que había una chica que jugaba en la mejor liga del mundo de handball, quizás el 70% u 80% no lo tenían en cuenta a cerca de esta jugadora.
Es el caso de Elke Karsten, nacida un 15 de mayo de 1995 en la provincia de Quilmes, en una familia de origen suizo y alemán. Sus inicios en el handball se los debe a su hermana mayor, ya que ella jugaba en el club alemán de Quilmes y la entrenadora de dicha categoría necesitaba jugadores más chicas. Ahí es donde sorprendió a todos debido a su alta capacidad de juego cuando finalmente cumplió su sueño de vestir la albiceleste con tan solo 18 años.
Al principio, como casi toda la mayoría de los jugadores profesionales, jugaron en puestos donde no estábamos tan acostumbrados a ver. Este fue el caso de Karsten cuando se ubicaba debajo de los tres palos evitando los tiros rivales, hasta que en un día Paula Álvarez, su DT en inferiores y posteriormente su compañera en la liga de honor, la reubicó de central «Me dijo que tenía que jugar dentro de la cancha y voy a estarle agradecida de por vida. Siempre tuve buenos entrenadores y de todos aprendí cosas diferentes, pero Paula fue la que más me marcó», expresó. Créditos: La Nación.
Karsten es una de las jugadoras, sino la más, reconocida del handball ya que actualmente compite en una de las ligas más fuertes y duras del mundo, la húngara con el equipo Debreceni VSC. La central de la selección argentina es sin duda una de las indiscutidas por el equipo que dirige Eduardo Gallardo, entrenador de «La Garra». Su tenaz personalidad y capacidad para defender la convierten en una jugadora «guerrera» que deja todo en la cancha. En su paso por la selección se puede destacar que con apenas 19 años representó e integró la delegación en el campeonato mundial en 2015 que se llevó a cabo en Dinamarca; además logró la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Toronto, consiguiendo junto con sus compañeras el histórico pasaje a los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Debido al parate por esta pandemia, se suspendieron los JJ. OO de Tokio de este año, pero sin dudas llegará con mejor puesta a punto y con la experiencia que conlleva jugar en Europa, para ser una referente y dejarlo todo en la cancha así dejar en lo más alto al deporte Argentino.
Comenzó su experiencia desde muy chica y ese fue un punto clave en su carrera para ir fortaleciendo su experiencia para recaer en una de las mejores ligas del mundo. En sus inicios a nivel profesional en Europa fue en 2016 cuando viajó a jugar de manera profesional cuando tenia apenas 20 años y firmó con el club Málaga Costa del Sol. Luego de esa primera adaptación, en 2018 fue traspasada a Bera Bera de San Sebastián en el cual logró consolidarse como figura y goleadora. Siempre con la mentalidad en un nivel muy alto, aprendiendo a vivir sin una figura paterna cerca, exponiéndose a los peligros que conlleva vivir sola y en medio de una cultura totalmente diferente a la que estaba acostumbrada, compartiendo momentos con compañeras de otras nacionalidades. Pero esto la fortaleció y la llevó a ser la jugadora que es hoy en día. Aspirando siempre a lo más alto, enfocada en su verdadera pasión y objetivo que siempre fue el handball.
Iván Franco Cruz