El equipo de fútbol americano Washington Redskins fue protagonista en los últimos días tras decidir poner en revisión su histórica denominación luego de recibir un gran número peticiones de quienes la tildan de racista. Esta decisión fue impulsada por la presión de diferentes movimientos sociales, inversores de la franquicia, patrocinadores y demás.
En tiempos en los que en Estados Unidos se realizan movilizaciones y campañas en contra del racismo, se suma un nuevo reclamo que, en este caso, salpica al mundo del deporte.
Las protestas en contra de los Redskins no son ninguna novedad. Desde 1933, cuando por aquél entonces se denominaban Boston Redskins, se ha solicitado en innumerables oportunidades el cambio de nombre ya que éste ofende a los nativos americanos. «Piel roja», en su traducción al castellano, es un término racista que denuesta a los pueblos indígenas de América, categorizándolos según el color.
Tras negarse por un largo tiempo a modificar el nombre, el propietario de la franquicia, Dan Snyder, finalmente cedió ante la presión social y gubernamental y decidió ponerlo en revisión. También fue apoyado por el actual entrenador del equipo, Ron Rivera, quien se comprometió a inmiscuirse en la búsqueda de nuevos nombres.
Esta decisión fue tomada luego de que varios patrocinadores del equipo amenazaran con modificar los acuerdos, lo cual afectaría fuertemente a la franquicia. Uno de ellos fue FedEx, sponsor principal y el cual le ha puesto su nombre al estadio. «Hemos comunicado al equipo en Washington nuestra solicitud de que cambie el nombre del conjunto», esgrimió la compañía norteamericana a través de un comunicado. FedEx acompaña al equipo desde 1999, año en el que desembolsó un monto cercano a los 205 millones de dólares por los derechos del nombre en el estadio FedEx Field, ubicado en Landover, Maryland. Además, el director general de la empresa, Frederick Smith, es dueño minoritario de los Redskins. Smith, junto a los empresarios Robert Rothman y Dwight Schar son propietarios del 40 por ciento del equipo e intentaron contratar a una firma de inversiones para buscar posibles compradores, ya que no están para nada conformes con esta situación. Por otra parte, también hay peticiones para que otros patrocinadores, entre ellos Nike, dejen de tener relación con la franquicia.
Pero las controversias sociales y comerciales surgidas a raíz de los reclamos no son las únicas. A éstas se les sumaron las discusiones y contraposiciones por parte de los políticos. El gobernador de Maryland, Jerry Hogan, se pronunció a favor del cambio de denominación de los Redskins. «Creo que este momento es probablemente el correcto (…) me alegra que estén teniendo esta discusión. Creo que el nombre se cambiará», lanzó en una entrevista realizada por la cadena NBC.
En la vereda opuesta a este discurso se paró el siempre polémico Donald Trump. El presidente estadounidense, que por estos días se encuentra en el ojo de la tormenta tras ser constantemente sindicado como racista, expresó sus ideas en su cuenta de Twitter, una red a la que suele acudir habitualmente para exponer sus pensamientos. Criticó duramente a los Washington Redskins y a los Cleveland Indians, acusándolos de ser «políticamente correctos». Justificó esta postura explicando que son «legendarias franquicias deportivas». Como si fuera poco, en el acotado espacio que ofrece la red social para explayarse, también aprovechó para burlarse de la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren, quién tiene ascendencia nativa americana.
En medio de este terreno sinuoso, la estatua del ex dueño de los Redskins, George Preston Marshall, fue removida de las afueras del RFK Stadium. Marshall, quien en los primeros años de la década del 30 desembarcó en el equipo, era públicamente conocido por implementar prácticas racistas y negarse a incluir jugadores afroamericanos en sus equipos. Luego de varios años sin contratar jugadores negros, recién en 1962 ablandó su postura y accedió contratar deportistas afroamericanos, debido a las presiones que le imponía Stewart Udall, Secretario del Interior.
La remoción de la estatua fue llevada a cabo por Events DC, la empresa encargada del RFK Stadium. Por el lado de los Washington Redskins no se emitió comentario alguno, teniendo en cuenta que el RFK ya no es de su pertenencia.
Foto: NFL.com
Iván Molina