Luis Lazarte, quien en 2010 fuera campeón mundial de boxeo en la categoría minimosca, ahora barre las calles en Mar Del Plata luego de ser suspendido del boxeo en 2012 por amenazar a un árbitro arriba del ring. A los 50 años agradece tener un trabajo, pero se arrepiente por no haber aprovechado la oportunidad de seguir en el boxeo.
En 2012 recibió el peor de los castigos que puede recibir un boxeador: desde la Federación Internacional de Boxeo (FIB) decidieron expulsarlo de la actividad pugilística, ya que en la pelea realizada contra el filipino John Casimero el 10 de febrero en el club Once Unidos de Mar del Plata, amenazó al árbitro por descontarle un punto. Esa era la chance para recuperar el título mundial contra el boxeador del equipo del célebre Manny Pacquiao. Pero Lazarte recibió una paliza donde el combate fue detenido en el décimo raund. La hinchada argentina, mayormente personas del Sindicato de Camioneros que apoyaban al marplatense porque al ser barrendero estaba afiliado al gremio, estalló cuando el filipino festejó el combate desafiándolos golpeándose el pecho. En ese tenso momento, volaron vasos, sillas, y hasta intentaron agredir al filipino.
Luego de estar parado dos años por la sanción, Lazarte engordó mucho y ya no tenía ganas de pelear, había perdido el ritmo del boxeo. Con la plata que ganó en su vida como boxeador se pudo comprar una casa y un auto que luego tuvo que cambiar porque no lo podía mantener. En 2014 intentó volver a pelear, tuvo 4 combates, pero pasaron desapercibidos porque su carrera como boxeador estaba rota, aparte de no contar con el apoyo del Sindicatos de Camioneros. Por estos motivos tuvo que volver a barrer las calles de Mar del Plata para poder sobrevivir.
En una entrevista con Clarín, él niega haber amenazado al árbitro de ese día y no asumió la culpa de que la gente agrediera al filipino. Si admite que se equivocó en preguntarle al árbitro si quería salir vivo de ahí. Antes de ser boxeador fue cartonero, valijero y cuidacoches, pero le gustó más el boxeo. En 2002 ya se veía que tenía algunas reacciones incorrectas arriba de un ring. En una pelea le pegó un cabezazo al chubutense Omar Narváez, por ejemplo. Diez años después fue la expulsión del deporte al que amaba. A pesar de todo pudo formar una familia con 3 hijos y sigue con el trabajo de barrendero para salir adelante.
Juan Francisco Rosales, 2°A, turno tarde