Cuando asomaba la Liga por mediados de los ’80, apareció un equipo cordobés desconocido que se puso a la altura de los mejores equipos de básquet de Argentina. Ese club era Atenas.
Comandado por Marcelo Milanesio y “Pichi” Campana logró ser rápidamente un rival difícil de enfrentar hasta para Ferro, el mejor equipo por aquellos tiempos. Luego de tres años consecutivos de enfrentamientos en Playoff con el conjunto de Caballito, el Griego logró conseguir su primera Liga con un contundente 3-1 en la final de 1987.
Repitió título en 1988 y en 1990. Para la temporada de 1991/92 llegaría Rubén Magnano como DT y con la vuelta de Campana para formar dupla nuevamente con Milanesio, más la compañía de Osella -quien tiene más presencias (943) con la camiseta del club- Atenas volvería a coronarse campeón de una manera brillante.
Seis años tuvieron que pasar para que los cordobeses, con una nueva camada en la que aparecieron Fabricio Oberto y Bruno Lábaque, dos ídolos del club, se puedan poner otro anillo a nivel nacional; porque en esos años que quedaron entre el último título y éste consiguieron ser campeones de 4 títulos continentales.
Una década más tarde y de la mano de Lábaque como cara principal del equipo junto con Leo Gutierrez y Magnano nuevamente en el banco, Atenas fue muy contundente a lo largo de la Liga Nacional y se coronó por última vez campeón argentino venciendo en una dura final a Peñarol de Mar del Plata.
El presente del conjunto de Córdoba es totalmente diferente; el año pasado se enfrentó a Quilmes de Mar del Plata en los playoffs por el descenso, el cual ganó con una gran superioridad 3-0. Hoy marcha 16° en la tabla y tendrá que luchar nuevamente por mantenerse en la categoría más alta del básquet nacional.
Los Lábaque, quienes están al mando del club, buscan devolver a Atenas su identidad y la gloria que supo conquistar a lo largo de los años, porque si alguien sabe de lucha es el Griego, que no dejará que su historia se convierta en mito.
Matías Corsetti