En la madrugada del 11 de abril de 2014 en su casa en Barrio Norte, el actor Alfredo Félix Alcón Riesco que tenía 84 años sufrió una complicación respiratoria derivada de diversos problemas de salud que lo dejó sin vida y a su público y a todo el ambiente artístico un inmenso dolor. Su figura física ya no está, pero su personalidad en la memoria de quienes lo conocieron y su trabajo y legado serán eternos
Nació el 3 de marzo de 1930 en Buenos Aires. Fue hijo único del matrimonio de Elisa Riesco y Félix Alcón, quién era empleado de YPF y tenía un grupo de música donde tocaba el bandoneón. A los 5 años, perdió a su padre, y con su madre que trabajaba en una fábrica de medias se fueron a vivir a la casa de su abuela Felipa ubicada en Liniers.
Comenzó sus estudios secundarios en un colegio industrial pero no era lo suyo, iba poco y los trabajos prácticos se los hacía su abuelo. Llegó a decir que era “de los peores alumnos”. Es por eso que decidió dejarlo e ingresó con 14 años al conservatorio de arte dramático. Desde chico subía a la azotea disfrazado con lo que tenía a mano sin que nadie lo viera y jugaba haciendo rituales a bichos muertos.
Una vez egresado, comenzó a hacer papeles de reparto y luego protagónicos en el programa de la Radio Nacional “Las 2 carátulas” que emitía obras. Mirando por la ventana de la misma a sus compañeros, una persona lo vió y le pidió sacarle una foto de su cara, la cuál mostró a directores. Así llegó a debutar en cine como galán de Mirtha Legrand en “El amor nunca muere” (1955) y al año siguiente siguió haciendo dupla en «La pícara soñadora». 10 años después filmaron una tercera película juntos llamada «Con gusto a rabia». También grabó «La morocha» con Tita Merello.