El Ministerio Público Tutelar de la Ciudad presentó al primer perro que presta terapia de asistencia judicial en Argentina. Titán, o “Titi” como le dicen en las oficinas, interactúa con niñas, niños y adolescentes antes y después de que declaren ya sea como víctimas o como testigos. Los casos que se trabajan van desde grooming, pornografía infantil, lesiones o violencia de género, y desde que firmaron un acuerdo con el Poder Judicial de la Nación, atienden casos de abuso sexual, que son intrafamiliares en un 80% de las ocasiones.
«Titán está en la antesala de donde se hace la entrevista. Los chicos llegan, están un rato con él, y eso los descomprime, los alivia, les hace bajar el nivel de estrés. Cuando salen de declarar, vuelven a estar con él: eso hace que rápidamente conecten con algo que les hace bien, y salgan del relato que acaban de dar», explicó Yael Bendel, titular del Ministerio que incorporó a Titán.
Todos los días, en el edificio de la calle Perú 143, donde funciona esa dependencia judicial porteña, hay entre tres y cuatro entrevistas en las que menores de edad declaran en una habitación frente a un equipo de psicólogos. En la habitación hay micrófonos, domos y cámaras ya que los encuentros son transmitidos en vivo a una sala en el segundo piso del edificio donde escuchan el juez, el fiscal, las partes querellante e imputada de la causa y otro psicólogo. En el Ministerio Público Tutelar, los chicos ya no declaran en una Cámara Gesell para evitar que tengan que pasar por donde está el imputado antes de entrar a la entrevista.
Según explicó Bendel, el equipo de psicólogos ya observa que «el contacto con el perro antes de entrar disminuye la angustia y la ansiedad de los chicos, y el juego al salir neutraliza la movilización emocional que les genera volver sobre un hecho que les generó un trauma».
Desde que llegó al Ministerio, Titán interactuó con cuatro chicos que testificaron en la Sala de Entrevistas Especiales (SEE) y presenció dos revinculaciones entre familiares: “Su presencia descomprime el momento, lo facilita”, explicó la titular del Ministerio.
El programa “Perro de Terapia para Asistencia Judicial”, del cual Titán fue el primer ejemplar, surgió a partir de experiencias similares que se han desarrollado en otros países tales como Canadá, Francia, Estados Unidos, España y Chile y ya ha dado buenos resultados.
Próximamente se espera que se sume al equipo un nuevo perro para cuando Titán no pueda estar o para trabajar en caso de que haya algún chico alérgico por lo que será de raza Labradoodle, que no genera reacciones.
“Titi” llega todas las mañanas con Carlos Agudo, su criador y adiestrador, un empleado del Ministerio que, desde hace un tiempo, circula por el edificio con comida para perro en una riñonera y que lo acompaña en cada encuentro con los chicos.
“Entre sus sesenta días y sus seis meses recibió educación que, básicamente, consistió en enseñarle a ser un perro de terapia para chicos. Que si le tiran de las orejas o de la cola, o si lo pisan, lo tome como un juego», contó Carlos. Y explicó: “Es una desensibilización: hacés todo eso jugando y el perro aprende que es un juego. Lo premiás cuando sale bien, y el castigo es no premiarlo. Nunca pegarle”. En cuanto al nuevo trabajo de su entrenado apreció: “Enseguida se nota cómo los chicos que llegan tímidos, nerviosos, sonríen cuando lo ven, juegan, lo acarician. Entran distendidos y salen con ganas de volver a estar con él”.
Para finalizar, Bendel dijo que buscan, desde el Ministerio porteño, reproducir el programa en otras provincias porque es «nuestra obligación como Ministerio Público cuidar a los niños, y ellos llegan acá porque los vulneró un adulto”. Y concluyó remarcando que todas las políticas que sean para cuidar a los niños, sirven.
Agustina Bartolini