Todos los periodistas que fueron parte de El Gráfico coinciden en que fue la mejor revista deportiva Argentina. Todos los fanáticos del deporte esperaban el lunes para leer cada una de sus maravillosas secciones que tan bien escritas estaban por sus periodistas.
En 1986 cuando Argentina salió, por segunda vez en su historia, campeón del mundo, El Gráfico vendió su mayor cantidad de ejemplares y fueron 700 mil en total. Si como nos decía Diego Borinsky, “La gente por ahí compraba El Gráfico para ver si era penal o no, para ver las imágenes de la cancha, todo esto que ahora parece difícil de creer”, imagínense la cantidad de personas que esperaban esa edición de la revista que mostró a Diego Maradona en su tapa.
El Gráfico incluía a periodistas de todo el país. Marcos Villalobo, periodista cordobés, nos contaba que el hecho de presentarse en Córdoba y darte a conocer como periodista de El Gráfico, le generaba un respeto de todo protagonistas a quienes le realizó una nota. La revista con sus enviados especiales mostraba todos los temas deportivos, ningún deporte se quedaba fuera de cada edición.
El Gráfico no era solo una revista deportiva sino que cada uno de sus integrantes encontró un sentido de pertenencia dentro de la redacción. Esto sucedió en cada uno de ellos, como nos contó Elías Perugino, quien aquel día que la empresa decidió el cierre de El Gráfico y el despido de todos los trabajadores fue el último en retirarse de la redacción. Se trabajaba con alegría según nos cuentan cada uno de sus protagonistas.
Con directores exitosos, desde Dante Panzeri hasta Ernesto Cherquis Bialo, periodistas que dejaron sin dudas su huella dentro del periodismo deportivo. Sin miedo y con libertad de expresión Panzeri denunciaba en su momento a los excesos del profesionalismo y consideraba al mundial del 78 como un “despilfarro” en plena dictadura militar. Como también frases que se trasladan de generación en generación, destacando la del mismo Panzeri cuando dijo que el fútbol es la dinámica de lo impensado.
Nunca dejaron de ser profesionales, por la profundidad, calidad y emoción de cada uno de sus textos. El lenguaje preciso que caracterizaba a la revista dejaba de lado a cualquier otra competencia que aparecía lejana y nula comparada con El Gráfico. El 30 de mayo la revista hubiese cumplido 100 años. Aquellas personas que participaron en algún momento se reunieron para conmemorar una vigencia tan larga que jamás volverá a verse.
Quizás la duración que tuvo y su triste partida sea un antes y un después del periodismo gráfico. Cuando Julio Lagos nos contaba que escribir en El Gráfico era como tocar en El Colon, nos manifestaba la capacidad que cada uno de los periodistas que se encontraban en la redacción tenían para desempeñarse en la profesión. Escribir en la revista era el mayor sueño de un periodista deportivo que recién iniciaba su carrera.
Franco Duarte 2 «A» t.m