En la Argentina, desde que los niños empiezan a dar sus primeros pasos, su primer contacto deportivo suele ser a través de una pelota. Ya sea para patearla, picarla o tirarla, la asociación deportiva va de la mano de la esférica. Sin embargo, hay ciertas personas que desarrollan un amor y una pasión por un deporte poco común y que lejos de las pelotas, los botines y los arcos, se asocia a los peones, los caballos y los reyes. Diego Flores, Gran Maestro del ajedrez nacional desde 2008, es uno de ellos. Y habló con Pirámide Invertida para analizar el nivel del deporte en el país.
-¿Cuándo y cómo decidiste convertirte en aficionado del ajedrez para luego llegar a ser maestro?
-Empecé a jugar desde chico, aprendí a mover las piezas a los seis años. Pero empecé a tomármelo más en serio a los nueve años en una escuela municipal de Junín y de ahí no pude parar. Si bien hacia otros deportes, el ajedrez se volvió mi gran pasión, me fue bien desde un principio y llevó a que me dedique con más intensidad. Lo de maestro fue por inercia porque sentía que era lo mío.
-¿Cómo viste el desempeño argentino en las últimas olimpiadas de Bakú?
-Lo vi muy bien, hubo un pilar en el equipo que fue (Sandro) Mareco. Fue nuestro líder de grupo por todo lo que representa. Fue como nuestro diez. (Federico) Pérez Ponsa y Alan Pichot acompañaron muy bien. Por otro lado (Fernando) Peralta y yo estuvimos un poco debajo de las expectativas. Fernando al ser la primera tabla le toco bailar con la más fea porque se enfrentó a los mejores. Las primeras rondas ya fueron muy duras y seguidas, lo que lo llevo a decaer anímicamente. En cuanto a mí, arranqué muy bien pero a mitad de torneo me pinché y no me pude recuperar. Terminé muy mal, muy frustrado porque podía dar más. En lo global fue muy bueno porque nos tocaron matches muy difíciles. El sistema de emparejamiento hace mucha diferencia y nos tocaron todos rivales durísimos.
-¿En qué lugar del mundo está hoy el ajedrez nacional?
-Hay un buen semillero en lo que sería la élite del ajedrez argentino. Lo que falta en Argentina es que haya un calendario más estable para formarse mejor y desarrollarse acá, salir del país es muy costoso y el apoyo no sobra. Sin embargo, hay grandes jugadores. Sandro (Mareco) es el jugador emblema, al que todos seguimos y admiramos porque se formó de abajo. Federico (Pérez Ponsa) es muy joven y se entrena mucho, tiene un gran futuro. (Fernando) Peralta, le dedica mucho tiempo al ajedrez y, a pesar de ser de los más grandes, le imprime mucha pasión. En mi caso siempre tuve dificultad para entrenar, pero en el último año me lo tomé con mucha más seriedad.
-¿Cuáles crees que son las cualidades que debe tener un buen ajedrecista?
-Alguien que se dedique a competir, lo más importante es un gran espíritu de competición y mucho entrenamiento para no dejarse estar. El factor psicológico es muy importante y equilibra niveles. Existe algo que se llama proponer empate, lo que lleva que a veces se vean tentados por eso y lleva a que uno tome cierto vicio para no tener tensión en los momentos de definición. Las ganas de luchar hace la diferencia entre un buen jugador y un gran jugador
-¿Qué tiene Alan Pichot que lo diferencia del resto?
-Es un jugador increíble. Pocas veces se ha visto algo así. Tiene un talento natural nunca visto. El ajedrez le sale con mucha naturalidad porque lo apasiona desde bien chico. Ahora que tiene 18 se lo tomó mucho más en serio desde el entrenamiento. Gracias a sus logros pudo conseguir grandes entrenadores y ahora tiene la posibilidad de viajar y competir con los mejores. Una gran cualidad es que es un gran competidor.
-¿Cómo ves el mundial de Qatar a fin de año?
-Es un torneo rápido que tiene dos modalidades. Semi rápido que es a 25 minutos más un incremento, y blitz de tres minutos. Es hermoso, juegan los mejores del mundo. Es un torneo atractivo que se ve desde afuera, con mucha dinámica. Vamos a ir con Sandro, Alan y Federico. Los tres son muy buenos en rápida. Va a ser dificilísimo pero vamos con mucha ilusión, más que nada de jugar.
-¿Cómo harías para que el ajedrez logre tener mayor difusión, especialmente entre los jóvenes?
-Es algo complejo. No se ha llegado a ser masivo a nivel medios. Hay propuestas interesantes en plazas y escuelas que atraen a chicos y jóvenes. En esta era es cada vez más difícil difundir el ajedrez. Lo más atractivo es el ajedrez rápido , con partidas dinámicas. Masificar el ajedrez para gente que no sabe jugar es muy complicado, pero creo que el ajedrez inclusivo, a través de del grupo “Ajedrecear” en diferentes lugares, ayuda a que el ajedrez tenga un poco de repercusión por lo menos entre familias.
-¿Qué le dirías a aquellos que afirman que el ajedrez no es deporte?
-Es algo difícil. No siempre hay una respuesta adecuada. El ajedrez de por si no se lo puede considerar deporte, se adecua bastante a la realidad que marca que deporte es igual a físico. Sin embargo, al ajedrez de alta competencia sí lo consideraría deporte porque requiere, incluso de una preparación física para poder soportar las horas de alta tensión de las partidas ya que son muy largas. Más de 4 horas de mucha tensión. No me atrevería a decir que el ajedrez es un deporte para cualquier persona que mueve una pieza. Pero el competitivo si se puede decir que es deporte porque se necesita una preparación.