Cuando se analiza un mundial de fútbol, los partidos previos, los amistosos y sobre todo las eliminatorias son clave para descifrar las chances de un seleccionado.
En el mundial Corea-Japón 2002 Argentina era, junto a Francia, el favorito para llevarse la copa mundial, la tercera del panteón nacional. Y lo cierto es que el mundo del balompié hablaba del seleccionado del Loco Bielsa, que era una auténtica promesa de calidad, talento y sobre todo decisión a la hora de convertir.
Es que el equipo era “bien a lo Bielsa” con un armado de 3-4-3 y en sus filas se encontraban Verón, Ortega, Batistuta, López y los laterales volantes Sorín y Zanetti . Un sistema de fútbol claramente ofensivo, algo que las selecciones del mundo habían perdido. Hasta el técnico de Brasil Luiz Felipe Scolari confesó años después: “Sí, lo reconozco, le copié a Bielsa. Jugamos igual que Argentina. Miré muchos partidos de ellos en las Eliminatorias y decidí cambiar el esquema para el Mundial.”
Las expectativas puestas en el seleccionado no eran casuales, el equipo de Bielsa había arrasado en las eliminatorias sudamericanas en un torneo de “todos contra todos” entre las diez escuadras de miembros de la Conmebol. La selección nacional rompió el record histórico de eliminatorias sudamericanas logrando 43 puntos, fue el equipo más goleador de la historia de la competencia con 42 tantos y el de mayor cantidad de partidos ganados en una eliminatoria (13 de 18 encuentros).
Pero no todo eran victorias en América del Sur, también hubo logros brillantes ante potencias europeas. El primero en caer fue España 2-0 en el ‘99, luego Italia 2-1 a comienzos del 2001, siendo este el primer triunfo albiceleste ante el seleccionado en tierras romanas, y luego Alemania, a sólo dos meses del comienzo del mundial, 1-0 en Stuttgart.
Este impecable registro empañaba una triste Copa América ‘99 en Paraguay, en donde Argentina fue eliminada por Colombia en la fase de grupos la fatídica noche en que Martin Palermo erró tres penales.
A pesar de que la balanza de la gloria parecía inclinarse hacia el lado de la Argentina, el momento de la verdad fue traicionero y después de vencer a Nigeria 1-0 llegó el clásico con Inglaterra, que venció al conjunto argentino con un gol de penal de David Beckham. Luego fue Suecia quien impactó la puñada de dolor con un implacable 1-1 que dejó afuera al seleccionado de Bielsa en la primera ronda cortando de raíz un sueño que muchos, de antemano, creyeron real.
Sebastián Busto, 2°B Turno Tarde