Dicen que no hay sensación más cercana a la soledad que la de posar sobre una cancha de futbol y que no haya publico alrededor.
La extrañeza de inflar la red con un derechazo al ángulo y no sentir ese grito estremecedor de gol de fondo, es el vacío mismo de sentir que no hay con quien festejar. Salir al verde césped y que no te recibe tu gente, debe ser lo más parecido a llegar a tu casa luego de tantas horas de trabajo y que no te salude nadie. El silencio, el vacío, todo lo que el ser humano intenta no percibir.
Pero imaginen algo aun peor. Salir al campo contra el mundo, contra cincuenta mil almas que solo te quieren ver perder. ¿Y los tuyos? Realizando canticos frente el televisor para alentarte, gritos que te llenarían de ganas de comerte a tu adversario pero que no podes escuchar. Es por ello que los jugadores dejan la vida, por los que no pueden estar y se mueren de ganas de irte a ver después de comerse un viaje de doce horas desde el interior. Levantar la cabeza y no ver a tus simpatizantes apretados en esa porción de tribuna que les dan a los invitados, rasgándose la garganta para que los puedas escuchar ante la mayoría que te quiere ver caído. Son las cosas más lindas que nos da este deporte, el futbol.
Una producción especial de: Sebastian Amaya, Francisco Maller, Gonzalo ABT, Pablo Pastor, Patricio Pallero y Gabriel Gonzalez