Lucien Laurent es un nombre recordado porque fue él quien inició la cuenta de goles mundialistas el 13 de julio de 1930, en Uruguay. El francés pertenecía a uno de los cuatro equipos europeos que decidieron embarcarse hacia Sudamérica para ser parte del proyecto del entonces presidente de la FIFA, Jules Rimet. Ese mundial se disputó con una lista reducida de trece selecciones, divididas en cuatro grupos.
El Estadio Pocitos (desmantelado en 1940), casa del Peñarol en esos años, fue escenario de los primeros dos partidos de aquel Mundial porque el Estadio Centenario no estaba totalmente terminado. La víctima del triunfo de los franceses fue México. Francia se llevaría una victoria por 4 a 1, de la que Laurent fue protagonista tras abrir el marcador al minuto 19. Éste fue el primer gol de una Copa del Mundo.
Cabe destacar que con 23 años, Laurent no midió la magnitud de lo que había hecho. El festejo fue un simple apretón de manos con sus compañeros. En ese mismo encuentro, el arquero francés Thepot tuvo que salir de la cancha por una lesión, y el encargado de suplantarlo bajo los tres palos no fue ni más ni menos que el mismo Laurent. Al haber recibido un tanto por los mexicanos, el delantero fue protagonista del primer gol encajado a Francia en la historia mundialista.
Cuarenta y ocho años más tarde, Laurent relató su gol: “Nuestro portero sacó hacia el defensa central, quien habilitó a nuestro extremo derecho (Liberati), este recortó al defensa lateral y envió un centro cruzado que rematé de volea al ángulo desde unas 12 yardas».
En ese momento el fútbol no era el sustento de su vida. El francés había jugado durante nueve años con el Cercle Athlétique de París, pero además trabajaba como el resto de las personas. Fue gracias a su labor en Peugeot que llegó al Sochaux, club con el que la empresa mantenía un fuerte vínculo. El primer Mundial no detuvo a nadie de cumplir con su trabajo y Lucien debió negociar su ausencia, sin goce de sueldo, a cambio de ser parte de la primera convocatoria. Por ese motivo Europa tuvo apenas cuatro representantes: Yugoslavia, Rumania, Bélgica y Francia.
La experiencia de Laurent fue corta. Francia ganó el primer partido, pero luego perdió con Argentina y Chile. El delantero se lesionó en el encuentro contra la albiceleste y no fue alineado por el resto de la competencia. Los conjuntos sudamericanos demostraron la superioridad en lo físico y llegaron a la final. Los anfitriones levantaron el trofeo en el Estadio Centenario.
En 1939, cuando Laurent era parte del Strasbourg Alsace, y considerando que se había enlistado en el ejército francés, recibió el llamado de las fuerzas armadas. En plena Segunda Guerra Mundial fue apresado por militares alemanes, que lo pusieron en un campo de concentración por tres años. Al salir en 1943, descubrió que su casa en Estrasburgo había sido robada, y entre sus tantas pérdidas estuvo la camiseta de la única Copa del Mundo que pudo jugar. Se reintegró al fútbol con el Besançon FC y puso punto final a su carrera tres años más tarde. Poco se sabe de su trágico tiempo como prisionero bajo la órdenes nazis, ya que él nunca se dispuso a hablar con la prensa sobre su experiencia en la confrontación bélica.
Laurent, nacido el 10 de Diciembre de 1907 en Saint-Maur-des-Fosses, a una decena de kilómetros de París, falleció el 11 de Abril de 2005 en Besancon. El francés, que tomó dimensión de su logro apenas unos años antes de su muerte, es una leyenda del fútbol mundial y un reconocido “tesoro nacional” de su país.
Patricio Pudenti Pasini (patopudenti1999@gmail.com). Juan Ignacio De la Vega (juanidelavega1111@gmail.com). Diego Nahuel González (diegong38@gmail.com).