A 30 años de la partida física de Jorge Luis Borges, sigue intacto en el recuerdo de los argentinos y del mundo entero, y muy especialmente de sus grandes libros, como El Aleph o Ficciones. Gracias al canal Encuentro podemos disfrutar en estos días de una serie de entrevistas que le realizaron al escritor argentino en la televisión española, donde se puede ver un Borges distendido y hablando de todo.
El escritor argentino nació en Buenos Aires un 24 de agosto de 1899. Estudió en Ginebra e Inglaterra, y vivió un tiempo en España hasta regresar en 1921 a la Argentina. Sus inicios en la literatura lo llevaron a fundar la revista literaria Prisa y Prosa y a publicar el libro de poemas Fervor de Buenos Aires (1923), así como Historia Universal de la Infamia (1935), una serie de relatos breves basados en historias reales, pero tergiversadas, con el sello personal del autor. En 1930 publica varias obras junto a otro gran escritor sudamericano, Adolfo Bioy Casares, con quien además escribe la Antología de la Literatura Fantástica.
Tal era el amor de Borges por los libros, que hasta llegó a decir que su «paraíso» sería algo así como una biblioteca. Por suerte se pudo dar el lujo y vivir ese sueño trabajando de bibliotecario desde 1937 hasta 1945. Dio innumerables conferencias por todo el mundo y ejerció como profesor de Literatura en la Universidad de Buenos Aires, donde por otra parte presidió la Sociedad Argentina de Escritores. Además fue miembro de la Real Academia Argentina de Letras y director de la Biblioteca Nacional de Argentina desde 1955 hasta 1974.
Sus poesías, prosas y ensayos fueron reconocidos en todo el mundo, pero especialmente en Argentina y España. En 1979 fue reconocido con el Premio Cervantes, el más importante de las letras españolas. Lamentablemente sus polémicas posturas políticas fueron la razón por la que no ganó el Premio Nobel de Literatura, al cual estuvo nominado por más de 30 años. Además de los reconocimientos por parte del mundo de la literatura, en la ciudad que lo vio nacer le brindaron uno entre tantos homenajes al imponerle su nombre a una de las calles del barrio porteño de Palermo.
En 1986, al conocer su enfermedad y temiendo que su agonía fuese un espectáculo nacional, fijó su residencia en Ginebra, ciudad a la que lo unía un profundo amor y a la cual Borges había designado como una de sus patrias. Finalmente falleció el 14 de junio de 1986 a los 86 años, producto de un cáncer hepático y un enfisema pulmonar. Sin embargo a pesar de no estar presente físicamente, Borges vive en sus escritos y es una «obligación cultural» algún día toparse con algunos de sus libros y disfrutarlo.