La Iglesia tiene una mirada particular en relación al aborto y a la homosexualidad, de manera que ante una ocasión en la que ocurrió la primera de estas, procede de manera formal y sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. Desde siempre la Iglesia condenó todo acto que impida la vida, y sostiene que todo ser humano debe ser respetado y protegido de manera absoluta desde la concepción. Pirámide Invertida dialogó al respecto con el padre Harry, 47 años, de la parroquia Navidad del Señor y ordenado sacerdote en 2004 en la arquidiócesis de Buenos Aires.
-¿Cuál es el pensamiento que tiene la Iglesia con respecto al aborto?
-La Iglesia, desde un principio, está a favor de la vida y por eso ante cualquier tipo de situación que lleve a quitarla, en el caso de un inocente, como en este caso el aborto, está en contra de eso. No importa la situación en la que fue concebida, si es fruto de un amor querido y después no quieran hacerse cargo de esa criatura o producto de una violación o a través de un embarazo no deseado. La vida es un don, es un regalo de Dios.
-¿Cómo piensan respecto a la homosexualidad?
-Hace un tiempo, en un viaje, al Papa Francisco unos periodistas le consultaron sobre este tema y dijo: “Yo no soy quién para estar juzgando la vida y la intimidad de los demás”. En este sentido la Iglesia es respetuosa de la opción que uno haga en cuanto a su sexualidad. Ahora, ¿Dios quiere eso? ¿Dios no lo quiere? Eso es un tema de la conciencia de cada uno, donde tendrá que decidir o definirse. Tengo entendido, no soy un especialista, pero ni siquiera desde el punto de la psicología o psiquiatría se puede decir que es un patología o enfermedad. Entonces, la opción que haga uno con relación a su sexualidad quedará en el plano de su conciencia. Pero, ¿Dios quiere, Dios desea eso? No. Primero porque no es natural, en la naturaleza no se da que dos animales del mismo género decidan unirse, es anti-natural. El hombre es el único que tiene la capacidad de auto-reflexionar, de decidir y de transformar y cambiar su destino, de elegir determinadas opciones que en la naturaleza no ocurren. Entonces, somos superiores a los animales en ese sentido, pero tenemos que ver qué tan superiores somos a ellos, si vamos más para adelante o si es un retroceso desde lo moral.
-¿Cómo la iglesia puede acompañar con el tema de la homosexualidad o el aborto?
-De acompañar no se le niega a nadie, el hecho es que uno reconozca esa situación y tratar de que el otro, más allá de la orientación que tenga, pueda llevar una vida ordenada. Para nosotros una vida ordenada es una vida conforme a la voluntad de Dios. A partir de ahí podemos dialogar, podemos acompañar.
Eduardo Somma y Juan Schwartzman