Pareciera que el uso excesivo y prácticamente cotidiano del celular no tiene efecto negativo alguno, pero los expertos dicen otra cosa. Donde más se ve es en los adolescentes que ya, desde muy jóvenes, entran en contacto con una costumbre que los aleja y los encierra en su mundo artificial.
Es completamente notorio el avance cotidiano de la tecnología en nuestra sociedad. Pero la pregunta es: ¿cuáles son las consecuencias de vivir pegado a una pantalla prácticamente todo el día? Según confirman algunos estudios y reseñas que profesionales psicológicos han realizado, el estar apegado a una pantalla de un celular estando pendiente solamente de las redes sociales o mensajeándose puede producir efectos dañinos psicológicos importantes.
Desde el aislamiento hasta la infelicidad, pasando por los estadios de inseguridad y dependencia son los efectos abrumadores a los cuales los adolescentes se exponen estando simplemente visualizando una pantalla táctil, según datos que fueron rescatados de una teoría expuesta por la psicóloga Jean M. Twenge, profesora de la Universidad Estatal de San Diego (SDS).
Lo que la profesional norteamericana elaboró una investigación en donde fue desde el final hasta los comienzos de esta realidad. La conclusión a la que llegó fue que el causante es nada más y nada menos que el smartphone. Ahora, uno debe de preguntarse y plantearse seriamente: ¿cómo es capaz un smartphone de generar una problemática de semejantes proporciones? Hay que rebobinar el casete para centrarse en el origen del fenómeno social.
En 2015, la psicóloga recuperó los datos de que los adolescentes entre 18 y 19 años salían menos que los de 13 y 14 de 2009. “La generación IGen es más vulnerable de lo que fue la Millenial”, señaló Twenge sobre los pertenecientes a la generación Millennials, nacidos entre los años 80, y los adolescentes de la Generación Z o iGen, concebidos entre los años 1995 y 2012.
El lanzamiento de los smartphones fue en el 2012 y para volver al presente, los datos de encuestas, estudios, y de más trabajos científicos, han llegado a la conclusión de que desde ese año hasta el actual la tenencia de ese tipo de artefactos se ha incrementado de una manera abismal, lanzando un porcentaje de 50%. O sea que, dentro de un grupo de 5000 personas, 3 de cada 4 adolescentes en este preciso instante posee en sus manos un celular inteligente.
Un gran avance que trajeron consigo los móviles modernos fue el poder visitar constantemente las redes sociales desde ellos. «Los niños de 12 y 13 años que pasan 10 o más horas por semana en redes sociales son un 56% más proclives a decir que no son felices en comparación con aquellos que pasan menos tiempo en redes sociales», citó la autora en una entrevista en The Atlantic ¿Qué trae consigo el estar pendiente de Facebook, Twitter, Instagram o Snapchat? La psicóloga planteó el riesgo de ser marginado. Con la rápida difusión de la información, el contacto con el smartphone simplemente aumenta considerablemente por el hecho de no perderse de nada y poder hablar de todo con todos.
Un último factor que Jean M. Twenge señaló que es frecuente, y que es perjudicial, es la falta de sueño. Los médicos expertos lanzan que lo primordial para recuperar buenas energías y tener un descanso óptimo para el próximo día es de 9 horas. Pero, el estar enfrente a una pantalla puede generar que el tiempo vuele y que el descanso por la noche sea de menos tiempo, rozando apenas las 7 horas.
En busca de opiniones de adolescentes, Pirámide Invertida dialogó con Tomas Peppe, un joven de 19 años al que se le preguntó si el uso cotidiano del celular lo beneficia en algo o bien el uso excesivo de esta tecnología lo perjudica en su vida cotidiana. Sobre los aspectos positivos dijo: «El uso del celular es una buena herramienta para comunicarnos con gente que no tenemos tan al alcance, es un medio de comunicación muy eficiente ya que es el más rápido de que disponemos». En cuanto a lo negativo, agregó: «Estar todo el tiempo pendiente del artefacto puede afectar diferentes cuestiones de la vida cotidiana; usar constantemente el celular no te permite prestar atención. Además algunas veces dejamos cosas importantes de lado por estar usándolo mucho tiempo. Es bueno usarlo en su medida justa y cuando es verdaderamente necesario».
Gonzalo Grondona Bellani y Nicolás Savona