El método está por encima de todo y su ideología le permitió clasificar al seleccionado argentino al próximo mundial de Rusia 2018. Sampaoli acumuló 3 empates y una sola victoria, está en la última fecha de las eliminatorias, ante Ecuador. Se mantiene invicto desde que se calzó el buzo del seleccionado, sumándole dos victorias en amistosos (Singapur y Brasil) a los últimos 4 encuentros oficiales disputados.
En los últimos 13 años Argentina tuvo 8 técnicos: José Pekerman (2004 a 2006), Alfio Basile (2006 a 2008), Diego Maradona (2008 a 2010), Sergio Batista (2010 a 2011), Alejandro Sabella (2011 a 2014), Gerardo Martino (2014 a 2016), Edgardo Bauza (2016 a 2017). Ninguno de estos comparte la característica especial que separan a Jorge Sampaoli del resto. El ex DT de la selección chilena, tiene una forma de comunicarse dentro del campo muy particular, camina, corre, habla, grita y da indicaciones desde el punta pie inicial hasta el último suspiro. A él se le suma Sebastián Becaccece, su ayudante técnico, otro “Loco” que recorre el corralito junto a Sampaoli de principio a fin, acá se podría trazar un paralelismo con las costumbres de Marcelo Bielsa.
En los partidos que le tocó dirigir probó con varios esquemas, pero siempre fue fiel a sus ideologías, las que les fue comunicando en sus visitas privadas a cada jugador argentino. «Nosotros tenemos que intentar que los futbolistas sientan la idea, se enamoren de la idea y se vinculen con ella. A veces se tarda, poco, mucho o a veces no se consigue nunca”, sentenció en su paso por el Sevilla.
El dominio del balón es su idea primordial para ejecutar sus ideas ofensivas. «La tranquilidad me la da ganar y creo que estoy más cerca de eso protagonizando más que esperando. Lo que nos sostendrá en el tiempo es ganar, y por eso digo que estar cerca del arquero me acerca más a la victoria», agregó el técnico.
A sus 57 años, Jorge Sampaoli le da un tinte realista y desinteresado al éxito en el fútbol. Para algunos este es tan necesario como cada pase correcto dentro del campo, una victoria lleva a la otra y un conjunto de las mismas podría consagrar a un plantel. Pero el nacido en Casilda, Provincia de Santa Fe, piensa muy diferente. «El éxito es incontinuo. No existe. Es una noche de festejo. El fracaso me genera dolor. Porque hoy el fracasado no existe, aunque tenga las mejores intenciones. No por mí, sino porque mi entorno lo sufre más. Sé lo que es un premio. Me gusta que me valoren no lo que gané, sino cómo gané.
Franco Niccolini