¿Qué sentido tienen los zoológicos en el mundo de hoy? ¿Son campos de concentración de animales? Los jardines zoológicos son, por definición,parques públicos en los que se exhiben animales cautivos, principalmente para recreación y educación. El cautiverio de animales salvajes data de la antigüedad.
Los primeros jardines zoológicos modernos fueron instalados en Viena, Madrid y París, en el siglo XVIII. En 1793 se estableció en París el Jardin des Plantes, acondicionado más tarde según los principios de la revolución francesa, que lo convirtió en el primer zoológico popular. Lo siguieron el Regent's Park Zoo de Londres, creado en 1826, y el zoológico de Berlín, construido en el siglo XIX.
En los Estados Unidos, a fines del siglo XIX se inauguraron numerosos jardines zoológicos: el Central Park Zoo de Nueva York (1864), el de Chicago (1868), el de Philadelphia (1874), el de Washington (18870 y el Bronx Zoo de Nueva York (1889).
En la Argentina, los principales zoológicos fueron instalados en Buenos Aires, La Plata, Córdoba y Mendoza. Inicialmente, a la usanza de la época, los recintos destinados para los animales eran pequeños, como celdas carcelarias, mientras la mayor parte del espacio estaba destinada a los visitantes. En 1991 pasaron a ser dirigidos por manos privadas, las que iniciaron una serie de cambios promisorios basados en el concepto de eliminar las rejas y convertir los grandes recintos en ambientes más parecidos a los naturales.
Volviendo al tema central, ¿deben existir los jardines zoológicos? Las opiniones están divididas. Hay cuatro argumentos principales a favor de una respuesta afirmativa: entretenimiento, educación, investigación científica y preservación de especies en peligro de extinción. Hay uno en contra: los humanos no tienen derecho a privar a los animales de su libertad.
El entretenimiento fue una de las razones del establecimiento de los primeros zoológicos modernos y hoy persiste como una de sus funciones. La mayoría de la gente que visita un zoológico lo hace para entretenerse, por lo que hasta las más respetadas instituciones ofrecen algún espectáculo con animales entrenados.
En síntesis, existen hoy instituciones modelo que ejecutan programas de conservación para propagar especies en peligro de extinguirse y permitir que luego sean reintroducidas en sus hábitat naturales. También hay otras donde reina la desidia, en las que los animales son víctimas de falta de recursos y de malos tratos, por no decir de la omnipotencia humana.
Entones, ¿qué juicio le merece a usted, ahora, la existencia de los zoológicos?