Hoy en día vivimos en una sociedad en la que a muchos no les interesa el daño que sus acciones pueden causarles a terceros. Los animales también lo sufren, explotados para que trabajen contra su voluntad o maltratados de forma brutal sin importar qué les puede llegar a suceder.
Muchos animales se ven obligados a realizar trabajos de fuerza, como medio de transporte, para la carga y el traslado de cosas pesadas. Otros son usados como perros policías, o perros guías. Estas actividades prohíben al animal disfrutar de una vida digna. Otro de los casos es el de las peleas callejeras, donde entrenan a perros para que participen en ellas, lo que puede generarles la muerte. La pregunta es: ¿por qué se cae en estos actos? ¿No se toma nota del daño que les pueden generar? La gran mayoría de los animales afectados son caballos o perros, que se ven explotados para que el hombre obtenga beneficios.
En el caso de los zoológicos, la gran mayoría de los animales se enferman o con el paso del tiempo mueren por la mala alimentación y por las malas condiciones del ámbito en donde conviven. El caso más recordado últimamente es el del oso polar Arturo. El único ejemplar de esa especie que estaba en el país, más precisamente en el zoológico de Mendoza. El animal falleció a causa de los agobiantes calores de la provincia, sumado a que cayó en un estado irreversible, en el que su edad jugó un rol determinante como así también el hecho de que sufrió falta de apetito, falta de visión, olfato y audición. El ejemplar había llegado a nuestro país en el año 1993 con apenas 8 años de edad, y falleció casi a los 31 el 3 de julio del año pasado.
También, en septiembre de este año se conoció, casualmente en Mendoza, el caso en el que el titular de la Fiscalía Federal en Materia Ambiental (UFIMA), Ramiro González, solicitó a la justicia de Mendoza la imputación penal de la directora del ex zoológico provincial, hoy reconvertido en Ecoparque, Mariana Caram. Los cargos contra la funcionaria incluyen incumplimiento de los deberes de funcionario público, por el que podría sufrir una condena de hasta dos años de prisión, y maltrato animal.
Se ha manifestado en repetidas ocasiones que los zoológicos no son lugares aptos para los animales. Sus vidas se acortan comenzando por el factor de que sufren la infelicidad de estar encerrados en un lugar limitado. Como consecuencia de eso, sufren los efectos de ese encierro y así es como finalmente mueren, no sólo por causas naturales, sino por mano del hombre al someterlos a estar en esa clase de lugares.
Es sabido, también, que distintos organismos nacionales e internacionales se hacen eco de estos casos y es por eso que deciden tomar cartas en el asunto. Está pasando actualmente en el zoológico de Buenos Aires, en donde se están realizando las obras correspondientes para convertirlo en un bioparque, pero el problema está en que los trabajos se están realizando con animales adentro del recinto. Sostiene Malala Fontán, coordinadora de la fundación SinZoo: “El polvillo, el olor, la pintura, el traslado, la gente que va a entrar a realizar las obras… Ahí no hay bienestar animal, porque les hace mal el olor. Estamos pidiendo que frenen las obras, que no las empiecen con los animales adentro, que transparenten los traslados y que no los lleven a otro zoológico. A los 1.300 animales que quedan ahí los están sometiendo no sólo al horror de tenerlos enjaulados o presos, sino también al estrés sonoro, a la contaminación ambiental de todas las máquinas”, agregó.
Pero el maltrato animal no se produce solamente en este tipo de lugares; se puede ver en un hogar común y corriente, como fue el caso de Rosario, en donde un hombre tuvo en cautiverio a un mono carayá, o más conocido como mono aullador, en su casa en condiciones de alimentación y ocio deplorables. El caso se hizo viral por un vecino de la zona que tomó fotos del animal encadenado y lo difundió.
Un último caso que se puede destacar es el de las carreras de galgos, que fueron sancionadas y prohibidas. El caso fue llevado a la justicia y se decidió erradicarlas con una votación que culminó con 132 votos a favor, 17 negativos y 23 abstenciones.
El mal accionar del hombre en estos casos pareciera no tener fin, pero aquellos que puedan denunciar los casos de maltrato animal deben acudir a una comisaría. Si no se es atendido, se debe pedir una audiencia con el comisario. En caso de que este derecho sea negado, se debe denunciar el hecho ante la fiscalía. Para asesoramiento se puede acudir a la Comisión de derechos de animales del Colegio de Abogados de La Libertad, quienes de manera gratuita orientarán sobre qué procedimientos realizar.
Nicolás Savona y Gonzalo Grondona Bellani