Las catástrofes naturales han golpeado fuerte a Latinoamérica en el último tiempo. La más reciente de ellas ocurrió con los terremotos en México del 7 y 19 de Septiembre en Chiapas y Puebla, respectivamente. Pese a que pasaron varias semanas, el número de muertos aumenta día a día. El de Chiapas ocurrió a 137 kilómetros de dicha ciudad, el día jueves 7 de septiembre cerca de la medianoche y tuvo una magnitud de 8.2, cifra más alta registrada en México desde 1932. Apenas 12 días después, el martes 19 de septiembre, a las 13.14 horas, otro sismo sacudió al país, esta vez con una magnitud de 7.1 a un kilómetro de San Felipe Ayutla, en Puebla.
Seguramente una de las catástrofes más graves en nuestro continente fue la de Haití en 2010. Un terremoto con 7,3 de magnitud y con epicentro a 15 kilómetros de Puerto Príncipe, capital de este país, dejó, según datos oficiales que dio a conocer el primer ministro Jean-Max Bellerive, 316.000 personas fallecidas, 350.000 heridos y un millón y medio de gente sin hogar, lo que sin dudas agravó la situación en el país, considerado uno de los más pobres de América.
Chile es otro de los países que, lamentablemente, están acostumbrados a este tipo de situaciones. Un mes después de la catástrofe en Haití, nuestra nación vecina recibió un terremoto de 8,8 de magnitud, considerado el tercero más fuerte en la historia del país y el octavo más potente registrado por la humanidad. Al tener su epicentro en el mar chileno, frente a la costa de Biobío, la mayor parte de los destrozos fueron producidos por el tsunami en las localidades costeras.
En diálogo con Pirámide Invertida, una familia argentina contó sus vivencias durante un sismo mientras pasaban sus vacaciones en Chile en 2013. Particularmente de este sismo no hay datos oficiales ya que no tuvo grandes consecuencias: “Fuimos de vacaciones a Viña del Mar en febrero del 2013. Habíamos alquilado un departamento en un piso 18. El mismo día que llegamos, cerca de la madrugada, escuchamos un grito en la cocina y cuando mi marido y yo nos quisimos bajar de la cama hubo un temblor que nos hizo caer y golpear contra la ventana. A los pocos segundos se escuchó una alarma en el edificio en forma de aviso, luego nos enteramos de que el sismo había sido de 5,2 grados. En un momento así no sentís miedo, sino que no sabés lo que está pasando. Lo primero en lo que pensás es en refugiarte; de hecho, nos pusimos debajo del marco de una puerta”, dijo Mercedes, de 46 años. Otra de los integrantes de la familia, Sabrina, de 21, agregó: “Fue alrededor de las 2 de la mañana. Me estaba yendo a dormir y sentí que se empezó a mover el piso. Me bajó la presión y lo primero que hice fue agarrarme de algo y cubrirme. Después te pones a pensar en qué podría haber pasado, fue una experiencia horrible”.
Sebastián Bezzerri, Santiago Scarabelli y Cristian Seco