Pionera e impulsora del boxeo femenino en el país, ella es Marcela Acuña más conocida como “La Tigresa”. Nacida el 16 de octubre de 1976 en la provincia de Formosa donde vivió parte de su infancia, hoy en día reside en Tres de Febrero, Provincia de Buenos Aires.
Ganó títulos mundiales, se dedicó a la política y a los treinta y nueve años volvió a boxear. Se enamoró un hombre mayor a ella, Ramón Chaparro, su primer y actual entrenador, con quien se casó y tiene dos hijos, Maximiliano y Josué. Con cuarenta años la Tigresa ruge más fuerte que nunca.
Todas las madres tienen el deseo que sus hijas se dediquen a una cosa específica. En el caso de la Tigresa, su madre añoraba que sea bailarina española y Marcela intentó complacerla practicando ese baile particular pero no pudo cumplir ese sueño, ya que no le gustaban las castañuelas. Le apasionaban los guantes, el deporte de contacto y ya tenía en mente que quería ser Campeona Mundial. Es por eso que inició su carrera en el karate full contact, en el cual se coronó Campeona Sudamericana con tan solo 14 años. Aún así aspiraba a otra cosa: convertirse en una boxeadora y su máxima referente era la estadounidense Cristhy Martin. La seguía por televisión y quería parecerse a ella, fue ese el motivo que la hizo entrar en el mundo de los guantes.
Luchó contra el machismo y poco a poco demostró que el sueño de traer el boxeo femenino al país se podía
hacer realidad. “Tenía todo en contra como los medios, la sociedad que no aceptaba el boxeo femenino y hasta gente conocida que no iba a entender que yo iba a boxear”, afirmó Acuña. Con todo esto y a pesar de haber perdido se dio cuenta que ganó mucho, sobre todo el respeto de los medios argentinos, de la comunidad, de la dirigencia de la Federación Argentina de Box y sobre todo de sus compañeros de gimnasio porque, en esa época, era muy difícil poder entrenar en un gimnasio exclusivamente para hombres.
En el año 1997 viajó a Estados Unidos a pelear por primera vez con la luchadora que admiraba, Cristhy Martin. Un desafío grande porque fue la primer mujer argentina que luchaba por un título mundial, no le fue bien pero logró que la empiecen a mirar de una manera diferente cuando le tocaba subir al ring.
Marcela quedó embarazada de Josué, su segundo hijo, lo que provocó que se tenga que alejar del ring. Aún así, en el 2001 volvió a colocarse los guantes y ganó muchos títulos pero no lograba coronarse mundialmente. Hasta que en el año 2003 consiguió su máximo deseo y se consagró Campeona Mundial de la categoría super gallo de la WIBA, en donde peleó con Damaris Pinock en el Luna Park.
Fue la primera mujer en conquistar un título mundial, en boxeo femenino en Argentina y desde ese momento nadie la paró. Ganó cuatro títulos mundiales, disputó cuarenta y un peleas, de las cuales dieciocho las
conquistó por KO. A los treinta y siete años volvió a retener el título mundial de súper gallo.
Caracterizada por luchar en defensa del boxeo femenino, su combate más complicado fue para lograr que el deporte no sea visto con una mirada machista y que las mujeres se sientan orgullosas al subirse a pelear a un cuadrilátero. Es así que se convirtió en la referente de muchas mujeres argentinas, las cuales tienen el mismo sueño que ella.
“Marcela es un diamante pulido, pasan los años y nos demuestra que cada día es mejor”, comentó Yesica “La Tuti” Bopp, actual boxeadora y además agregó: “Yo la admiro, todo los objetivos que se propuso los pudo lograr, para mi
es la mejor boxeadora”.
“Conocí a Marcela en 1999, cuando ella vivía en Wilde, yo sin saber nada de boxeo la vi pasar y me dijeron ‘ella es Marcela Acuña’, es ahí donde empecé a ver bien lo que era el boxeo, todavía no había peleado en el país pero más o menos ya se sabía quién era ella como boxeadora. Por oportunidades de la vida comencé a pelear. Si bien no la había visto pelear fue mi referente porque era la única mujer en el boxeo femenino. Es la uno y siempre lo va hacer”, contó Yesica Bopp.
En el momento que Marcela estaba alejada del ring se dedicó a la política, en el 2009 llegó al concejo deliberante por el Frente para la Victoria, pasó al Frente Renovador y nuevamente volvió al Frente para la Victoria, donde se postuló para legisladora de la provincia de Buenos Aires pero no obtuvo los votos necesarios. Actualmente es concejal del Partido de Tres de Febrero y este año buscará renovar la banca.
En el año 2016 la formoseña decidió volver a subirse al cuadrilátero y tuvo un año maravilloso. La primera víctima fue Maira Gómez, luego le tocó a Brenda Carabajal, quien brindó su opinión sobre Marcela y dijo: “Hace once años que la conozco, la verdad es que es una excelente persona y boxeadora. Se mantiene regia con la edad que tiene y día a día sigo aprendiendo de ella. La tomé como referente, después tuve la suerte de tenerla de rival y hoy me encuentro trabajando a la par de Marcela”.
Para cerrar el año le sacó el invicto a Yesica Marco, una pelea que ganó por nocaut. Es por eso que la Unión
de Periodistas de Boxeo de República Argentina, UPERBOX, alagó a La Tigresa haciéndola ganadora del Firpo de Oro, tras ser la mejor boxeadora del año 2016, un premio muy esperado por ella ya que había ganado muchos pero le faltaba el oro.
Con cuarenta años, el pasado mes de junio retuvo el título súper gallo de la Federación Internacional de
Boxeo, tras vencer por puntos, en 10 rounds, a la australiana Shannon O’Connell, en el CEDEM N° 2 de
Caseros.
Cada vez que se subía al ring se convertía en una mujer agresiva, en un tigre que iba a cazar a su presa; es por
eso que, cuando ella practicaba full contact, su entrenador y a la vez marido la apodó: “La Tigresa”.
Un sobrenombre que a la boxeadora la caracterizó, “La verdad me vino de maravilla para que la gente recuerde mi nombre. Hasta hoy en día si preguntas ¿Quién es Marcela Acuña?, tal vez la gente no lo recuerde, pero si le preguntas por “La Tigresa” Acuña, todo el mundo va a saber quién es”, afirmó Marcela.
Una producción especial de: Díaz Yanina, Gamarra Daniela y Pérez Micaela