Falleció el Papa Francisco: el pontífice argentino que admiraba a Jorge Luis Borges

Antes de ocupar el cargo de papa, Jorge Mario Bergoglio fue profesor de Literatura en Santa Fe y, en reiteradas ocasiones, mostró su admiración hacia Borges.

El pasado lunes, el mundo se vio conmovido por la partida de Jorge Mario Bergoglio. El papa Francisco falleció este 21 de abril, a las 02:35 horas de Argentina, después de padecer una neumonía grave que lo mantuvo internado por más de un mes. Las últimas noticias del Obispo previo a semana santa, mostraban una leve mejoría en su salud y estado de ánimo, hasta el lunes a la madrugada, momento en el que el Vaticano lanzó un comunicado que decía «Francisco regresó a la casa del Padre».

Lo cierto, es que el papa Francisco no solo fue pontífice por 12 años, sino que anteriormente había sido arzobispo de la ciudad de Buenos Aires. Si bien la mayor parte de su vida se la asocia con respecto a los cargos religiosos que ocupó, Jorge Mario Bergoglio supo ser profesor de Literatura y Psicología en la escuela Inmaculada Concepción de Santa Fe. Además, Francisco siempre ha hecho saber su pasión por la lectura y su gran admiración hacia Jorge Luis Borges.

En la autobiografía «Esperanza», el papa Francisco le dedicó un cálido y sentido texto a su relación con Borges, y detalló como fue su encuentro con el exitoso escritor y poeta argentino, en el cual contó que Jorge Luis viajó 8 horas hacia Santa Fe, para dar una clase en el colegio donde ejercía Bergoglio. Además, dejó una anécdota que llamó a la atención de varios y es que el nacido en Buenos Aires le pidió al pontífice si lo podía ayudar a afeitarse y Francisco aceptó.

«Admiré y estimé mucho a Borges, me impresionaban la seriedad y la dignidad con las que vivía la existencia. Era un hombre muy sabio y muy profundo. Cuando, con apenas veintisiete años, me convertí en profesor de Literatura y Psicología del colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe, impartí un curso de escritura creativa para los alumnos y decidí mandarle, por mediación de su secretaria, que había sido mi profesora de piano, dos cuentos escritos por los chicos. Yo parecía aún más joven de lo que era en realidad, tanto que los estudiantes me habían puesto el apodo de Carucha, y Borges era, en cambio, uno de los autores más reconocidos del siglo xx. No obstante, mandó que se los leyeran —ya estaba prácticamente ciego— y además le gustaron mucho. Lo invité incluso a dar algunas clases sobre el tema de los gauchos en la literatura y él aceptó; podía hablar de cualquier cosa, y nunca se daba aires. Con sesenta y seis años, se subió a un autobús e hizo un viaje de ocho horas, de Buenos Aires a Santa Fe. En una de aquellas ocasiones llegamos tarde porque, cuando fui a buscarlo al hotel, me pidió que lo ayudara a afeitarse. Era un agnóstico que cada noche rezaba un padrenuestro porque se lo había prometido a su madre, y antes de morir recibió los sacramentos», el fragmento de «Esperanza» donde Francisco hace referencia a su relación con Jorge Luis Borges.

Conrado Levato, 2do. A TM.