Minaglia venció al asma y en Brasil tuvo una actuación para la historia

A los 43 años, la atleta de Escobar, tras un paréntesis en el triatlón por agotamiento, completó y ganó en Ubatuba el extenuante Ultraman, quedando además tercera en la clasificación general.

La historia de Yanina Minaglia es un ejemplo claro de cómo la perseverancia, el esfuerzo y la pasión pueden transformar los desafíos en logros extraordinarios. Nacida en Escobar, Buenos Aires, desde pequeña estuvo limitada por el asma. Fue esta condición física la que la impulsó a comenzar a nadar en el Club Independiente de Escobar. Aunque en la escuela no se destacaba en los deportes, el agua se convirtió en su refugio y en su primer medio para fortalecer su salud.

En su juventud, además de los problemas respiratorios, enfrentó trastornos alimentarios y crisis de ansiedad, las cuales trató de controlar mediante el ejercicio excesivo. A los 27 años, optó por ingresar a un tratamiento de casi tres años en una clínica. Fue allí donde entendió que los procesos de sanación, ya sean físicos o emocionales, no siguen un camino predecible. “Hay que aprender a levantarse y empezar de nuevo”, expresó.

A los 32 años, tras convertirse en madre, decidió iniciar su camino en el triatlón. Retomó la natación, compró una bicicleta y comenzó a correr. Sin prever lo que le esperaba, se inscribió en su primer triatlón. En los años siguientes, cosechó victorias en la media distancia, como el Campeonato Argentino en 2021 y el Iberoamericano en 2023. Representó al país en competiciones internacionales en lugares como Hawái, México, Finlandia, Estados Unidos, Francia y Sudáfrica. En algunos entrenamientos, su dedicación la llevó a entrenar hasta ocho horas diarias.

Pero esa dedicación también tuvo un precio emocional. Tras una temporada intensa en 2023, que incluyó mundiales Ironman, se dio cuenta de que el triatlón la estaba alejando de su familia. En diciembre de ese año, decidió retirarse y vender su bicicleta.

Cinco meses después, en abril de 2024, recibió una propuesta que la haría regresar a la competencia: participar en el UB515 Ultraman de Brasil, uno de los desafíos más exigentes del continente. La prueba consta de 10 kilómetros de natación en aguas abiertas, 421 kilómetros de ciclismo y 84,4 kilómetros de carrera a pie, distribuidos en tres días. La invitación la emocionó profundamente y decidió aceptarla, convirtiéndose en la primera mujer argentina en participar en esta competencia.

Viajó a Ubatuba junto a su hijo Lorenzo, su pareja, su sobrino y un equipo clave de apoyo. Días antes de la prueba, expresó que se sentía nerviosa pero segura gracias a una preparación exhaustiva. La etapa de carrera a pie, que tenía muchas subidas, la motivó a usar técnicas de visualización, con la firme creencia de que “el cuerpo hace lo que la mente le dice”.

El primer día, completó 10 kilómetros de natación y 145 kilómetros de ciclismo en 7 horas y 52 minutos. El segundo día, recorrió 276 kilómetros en bicicleta en 9 horas y 31 minutos. Finalmente, en la última jornada, completó los 84,4 kilómetros a pie en 8 horas y 21 minutos. En total, su tiempo acumulado fue de 25 horas y 45 minutos, lo que la coronó campeona sudamericana en la categoría femenina y tercera en la general.

El UB515 reunió a 41 atletas seleccionados por su experiencia en pruebas de larga distancia, de los cuales solo tres eran mujeres. Minaglia no solo hizo historia como la primera argentina en competir, sino que también logró un rendimiento destacado en una de las pruebas más difíciles del calendario. Resaltó el apoyo de su equipo, que la asistió en las etapas con hidratación, alimentación y apoyo emocional, y subrayó la camaradería que se vivió entre los competidores.

“No tomé medicación durante la competencia. Estaba mentalmente muy fuerte”, comentó luego de su logro. La competencia significó mucho más que un triunfo deportivo; fue un testimonio de esfuerzo, disciplina y pasión. Desde su inicio en la natación por razones médicas hasta completar esta prueba extrema, su recorrido es un símbolo de superación. Es un homenaje a la tenacidad, a las segundas oportunidades y a la fuerza interior que, muchas veces, es invisible pero fundamental para alcanzar grandes metas.

Lourdes Milagros Pérez Repetto, 2° A, turno tarde