El sábado pasado, la Liga Nacional de Básquetbol tuvo una jornada emocionante, pero también muy preocupante. Instituto se llevó una victoria importante como visitante ante Ferro, con un marcador de 88-78, lo que lo posiciona en el segundo lugar de la tabla. Sin embargo, la celebración se vio empañada por un incidente de racismo que ha generado un gran revuelo en el mundo del deporte y más allá.
Lee Aliya, un joven de 20 años y jugador de la selección argentina, fue víctima de insultos racistas durante el partido. Aliya, que tiene raíces ghanesas por parte de su padre, es considerado una de las grandes promesas del básquetbol argentino. La espectadora que lanzó los insultos, Mónica Stankevich, no solo afectó a Aliya, sino que también puso en evidencia un problema que sigue presente en el deporte y en la sociedad.
La reacción fue rápida. Uno de los árbitros, al escuchar los gritos racistas, decidió expulsar a Stankevich del estadio. Pero eso no fue todo. El Tribunal de Disciplina de la Liga se reunió poco después para analizar el informe del árbitro y tomó medidas contundentes. Stankevich recibió una sanción de ocho años sin poder asistir a partidos de básquetbol en todo el país, en virtud del artículo 29 inciso B del Código de Penas de la Confederación Argentina de Básquetbol. Además, se le impuso una multa de 90 AJC (arancel de juez), lo que demuestra que la liga está tomando en serio este tipo de comportamientos.
Por su parte, Ferro también recibió instrucciones del Tribunal para implementar acciones antidiscriminación. En un comunicado, el club dejó claro que la discriminación y el racismo no tienen cabida en el deporte. “Vamos a tomar todas las medidas necesarias para que esto no vuelva a suceder”, afirmaron, mostrando su compromiso con un ambiente más inclusivo.
Este incidente ha abierto un debate importante sobre la necesidad de políticas más estrictas contra el racismo en el deporte. La Liga Nacional de Básquetbol, al igual que otras organizaciones, tiene la responsabilidad de asegurar que todos los jugadores, sin importar su origen, puedan competir en un entorno seguro y respetuoso. La sanción a Stankevich es un paso en la dirección correcta, pero también es crucial seguir desarrollando programas de educación y concienciación para prevenir futuros incidentes.
El caso de Lee Aliya es un recordatorio de que el racismo sigue siendo un problema real en nuestra sociedad, y el deporte no es una excepción. Los atletas, especialmente los más jóvenes, deben sentirse apoyados y protegidos. La comunidad deportiva tiene la oportunidad de liderar el cambio, promoviendo la diversidad y la inclusión en todos los niveles.
Aunque Instituto logró una victoria importante en la cancha, el verdadero desafío es cómo la comunidad deportiva enfrenta el racismo y la discriminación. La sanción ejemplificadora a Mónica Stankevich es un paso necesario, pero es fundamental que todos trabajemos juntos para crear un ambiente donde todos se sientan bienvenidos y respetados.
Vanina González Villalba, 2° A TN