Max Verstappen consiguió una contundente victoria en el Gran Premio de Japón de Fórmula 1. Fue la primera victoria en el año para el neerlandés cuatro veces campeón mundial, que tras una carrera monótona quedó a sólo un punto del líder del campeonato, Lando Norris, que con su McLaren lo escoltó en el autódromo de Suzuka. El podio lo completó su compañero de equipo, el piloto australiano Oscar Piastri.
El pronóstico no acertó al clima y las probabilidades de lluvia no llegaron a la pista de Suzuka. En el comienzo fueron 15 pilotos los que afrontaron la competencia con el compuesto medio de neumáticos, entre ellos estaban el inglés Lewis Hamilton, Gabriel Bortoleto y Esteban Ocon lo hicieron con duros, y con blandos Jack Doohan y Lance Stroll.
“El holandés volador” salió con una impecable largada, algo que ya tiene más que acostumbrados a sus fanáticos, con su Red Bull RB 21. El vigente campeón comandó con serenidad en cada uno de los giros iniciales y detrás de él se ubicaron Norris y Piastri. Pero la gran pregunta es ¿Cómo es posible que alguien gane con un coche inferior en una categoría donde los autos suele ser más determinantes que el mismo piloto? Y esta es la respuesta que embellece la gran actuación de “Mad Max”: fue una clase magistral al volante, estrategia y ejecución milimétricamente perfecta. No fue magia, fue pura técnica, lectura de carrera y no le tembló el pulso al momento de reaccionar. Simplemente un Verstappen en estado puro y con esta carrera logro su cuarta victoria consecutiva en Japón.
Christian Horner, el jefe de Red Bull, enalteció al campeón. “Eso es perfección, Max”, sostuvo una vez ue cruzóo la línea de meta. La temporada no para un segundo y el próximo fin de semana los pilotos vuelven a correr. La cita será en el Circuito Internacional de Sakhir, sede del Gran Premio de Bahréin.
Ariel Pérez Evans, 2° A, turno tarde