Fernando “Puma” Martínez vuelve a Tokio con un solo objetivo: seguir haciendo historia. El 11 de mayo, en el Ota City General Gymnasium, el campeón argentino se enfrentará nuevamente con el japonés Kazuto Ioka en una revancha que promete ser explosiva. En juego estará el título mundial supermosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), que el “Puma” quiere defender con uñas y dientes.
La pelea iba a disputarse el 31 de diciembre del año pasado, pero tuvo que suspenderse a último momento porque Martínez se enfermó de Gripe A apenas llegó a Japón. Una mala noticia para todos, pero especialmente para él, que llegaba con una preparación intensa y muchas expectativas.
Ahora, ya recuperado y con más ganas que nunca, volverá al ring con la intención de dejar en claro que lo suyo no fue casualidad. Porque sí, Fernando ya le ganó a Ioka. Fue en julio de 2024, también en Tokio. Esa vez no solo defendió el título de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), sino que también se llevó el de la AMB. Unificó cinturones y dejó a todos boquiabiertos. Su actuación fue tremenda: intenso, sin guardarse nada. Como pelea siempre, con el corazón en la mano y los puños encendidos.
Desde entonces no volvió a competir. El parate fue largo, pero no se quedó quieto. Entrenó fuerte en Buenos Aires con su equipo de siempre, liderado por Rodrigo Calabrese. Trabajaron especialmente la resistencia física, sabiendo que Ioka es un rival duro, de esos que aguantan y pueden complicar si uno se queda sin aire en los últimos rounds.
“Estoy mejor que nunca. Más fuerte, más rápido y con la mente en claro”, dijo hace poco en una entrevista. Martínez tiene 17 peleas como profesional, todas ganadas y 9 por nocaut. Un récord impecable. Pero más allá de los números, lo que lo distingue es su forma de pelear. Va al frente, mete presión, no deja respirar. Tiene hambre de gloria, y se nota en cada round. Es un boxeador que no especula, que prefiere el riesgo a la comodidad. Esa actitud lo llevó a convertirse en uno de los campeones más respetados del momento.
Ioka, por su parte, tiene 35 años y fue campeón en cuatro categorías distintas: peso mínimo, minimosca, mosca y supermosca. Una verdadera leyenda del boxeo asiático. Es técnico, metódico, paciente, y sobre todo inteligente arriba del ring. Sabe leer las peleas y castigar cuando ve una oportunidad. Perder en casa ante un extranjero no le gustó nada, y esta vez llega con sed de revancha, rodeado de su gente y con el orgullo en juego.
Pero el “Puma” no se achica. Sabe lo que es pelear de visitante, con todo el estadio en contra. Ya lo hizo, y salió ganador. Esta vez va por más. Su objetivo no es solo conservar el cinturón: quiere dejar claro que está en el mejor momento de su carrera y que lo suyo no es moda pasajera.
Detrás de los guantes hay una historia de vida potente. Martínez nació en La Boca, creció en un entorno complicado y encontró en el boxeo una forma de salir adelante. Perdió a su papá siendo chico y sufrió golpes que no tienen que ver con el ring. Pero nunca bajó los brazos. Peleó en la vida antes de hacerlo en un cuadrilátero, y eso se nota cada vez que sube.
Además, se muestra tal cual es. En su cuenta de Instagram comparte entrenamientos, videos de su preparación, mensajes de sus seguidores. Sube también fragmentos de sus peleas y repostea los mensajes de aliento que le llegan desde distintas partes del país. Se nota que disfruta el cariño de la gente y que lo inspira. No es de esos campeones distantes: es cercano, agradecido, y siempre tiene una palabra para quienes lo bancan.
El 11 de mayo no será una noche más. El estadio va a estar lleno, las luces apuntando al centro del ring, y millones de personas mirando desde sus casas. Martínez quiere que esa noche sea otra página dorada en su carrera. Y si algo demostró hasta ahora, es que cuanto más grande es el desafío, más fuerte ruge el “Puma”.
Emanuel Mamani, 2° A, turno tarde