En 1923, un joven médico santiagueño encontró en su tesis de doctorado el destino que lo deja como parte importante de la historia de su provincia. “Preocupado por una enfermedad producida por la flor del quebracho, Orestes Di Lullo presenta esta investigación sobre Paaj, una dermatitis aguda que afectaba a hombres, mujeres y niños que vivían en el campo de la provincia de Santiago del Estero”, cuenta Juan Garay, su nieto.
Siete años después, esta tesis es reconocida con el primer premio municipal de ciencias, lo que alienta a Orestes a continuar con sus investigaciones, ya no solo en el ámbito de la salud, sino que gradualmente descubre su interés por dar a conocer la identidad de un pueblo. Era miembro de “La Brasa”, un movimiento de intelectuales que se reunían y ponían en común diversas necesidades de la sociedad, y a través de sus trabajos buscaban el bienestar común. “A partir de allí, mi abuelo comienza una carrera reflejada en más de cien escritos, de los cuales aproximadamente la mitad fueron publicados. En ellos desarrolla con valor científico distintos aspectos de las costumbres, vivencias, creencias, folklore, alimentación, arquitectura e historia de los habitantes de la provincia”, continúa su relato Juan.
Este compromiso le otorgó la posibilidad de fundar y dirigir el Museo Histórico Provincial en 1941 (Ley Provincial N° 1858), y su ideología política le permitió, dos años después, ser electo intendente de Santiago del Estero. Desde allí podía aplicar en la práctica lo que desde la teoría había logrado publicar. También tuvo la posibilidad de ser gobernador de la provincia, pero ante desprolijidades de su partido decidió bajarse de esa candidatura.
“Luego de esta etapa, mi abuelo comenzó una extensa recorrida por los pueblos del interior de la provincia con el fin de rescatar testimonios, por un lado, y con la intención de dar a conocer su preocupación por la identidad del santiagueño”, termina su relato Juan Garay. Esta frase resume la razón y los objetivos de vida de Orestes Di Lullo, quizás un nombre que pase desapercibido a nivel nacional, pero que es fuente de consulta científica e intelectual en las universidades del norte argentino. No en vano fue director 25 años seguidos del museo que fundó; sino que también realizó aportes creando escuelas de artesanías populares con la intención de fomentar la creatividad del hombre de campo.
Es difícil definir a este personaje de la historia provincial, hijo de inmigrantes italianos. Su padre tenía el oficio de armero y su madre era ama de casa. Dos hermanos varones completaron la familia, y en la simpleza de estos orígenes era difícil prever el destino de inmortalidad que para la región representaba.
Con respecto a la ubicación física del Museo Histórico Provincial “Orestes Di Lullo”, su primer domicilio fue en la calle Urquiza N° 354, del barrio Las Catalinas (el más antiguo de la ciudad), que era propiedad de la familia Díaz Gallo, una de las más ricas de la zona. En 1983, luego de su fallecimiento, el museo recibe su nombre en homenaje a su labor y trayectoria; a partir del año 2010, el museo es trasladado a su ubicación actual en el edificio donde se encuentra el Centro Cultural del Bicentenario de Santiago del Estero. Cada una de sus salas muestra el patrimonio histórico que ayuda a conocer las etapas en la formación de la ciudad.
Conociendo a Orestes Di Lullo
Nació el día 4 de julio de 1898 en la provincia de Santiago del Estero. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Nacional y luego egresó de la Universidad de Buenos Aires con el título de médico especializado en Dermatología. Tras sus diversos escritos e investigaciones, se le adjudicaron además los títulos de historiador, académico etnógrafo, escritor y arquitecto. Falleció el 28 de abril de 1983 en su ciudad natal. Luego de su deceso, el Museo Histórico Provincial lleva su nombre como homenaje a su legado.
Camila Di Lullo, 2°A, TT