La política argentina cuenta con una historia de lo más antigua y subyugante: la célebre Maldición de la Brujita de Tolosa. Conjuro que, según se cuenta, imposibilita que un gobernador bonaerense sea elegido presidente de la Nación. Relata la leyenda que cuando Dardo Rocha, gobernador de Buenos Aires, además de fundador y diseñador de la ciudad de La Plata, realizó la fiesta de inauguración de la ciudad de las diagonales el 19 de noviembre de 1882, hubo algunos invitados que no la pasaron para nada bien. Rs por ello que, habiéndose ido bastante enojados, se dirigieron hacia la ciudad vecina de Tolosa con un oscuro fin determinado.
Según relatos, el motivo de aquel viaje consistió en pedirle a la bruja de dicho pueblo que le realizase una brujería al mismísimo Dardo Rocha. La “Tolosana”, tal cual era popularmente conocida aquella señora, accedió a la petición y realizó un maleficio, el cual consistió en “trabajar” sobre la piedra fundacional de la novel ciudad. El ritual consistió en beber vino robado, dar vueltas en sentido opuesto a las agujas del reloj y finalmente orinar sobre la mencionada piedra. Si bien no existen registros de la existencia de este personaje, en La Plata aseguran que esto realmente sucedió.
Según se dice, en dicha maldición se invocó que jamás un gobernador de la provincia de Buenos Aires resulte elegido para ser Presidente. Es por ello que esta maldición no solo alcanzó a Dardo Rocha, sino que la misma abarcó a todo aquel gobernador posterior al maldecido, con lo que jamás podría ocupar el sillón de Rivadavia. Cabe recordar que Rocha fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre 1881 y 1884.
Avalando esta leyenda, se puede comentar que el último gobernador bonaerense elegido Presidente fue Bartolomé Mitre. Pero vale la pena aclarar que dicha elección resultó anterior al supuesto conjuro. Luego de que la misma se llevase a cabo, Mitre intentó volver a ser Presidente, pero fracasó en su intento. Desde entonces hemos visto pasar varios personajes con posibilidades más que concretas para ejercer la máxima magistratura y sin embargo quedaron en el camino, a veces, increíblemente.
Otros nombres del pasado como Marcelino Ugarte, Guillermo Udaondo, Bernardo de Irigoyen, José Camilo Crotto, Manuel Fresco, Rodolfo Moreno o Domingo Mercante quedaron imposibilitados a acceder a la máxima magistratura. Ningún gobernador pudo obtener el bastón de mando, elecciones mediante, a la Casa Rosada.
Más acá en el tiempo, el primero en tropezar fue “El Bisonte” Oscar Alende. En 1989, Antonio Cafiero, que tenía todo servido para ganarle las internas a Carlos Menem, cayó en esa instancia. Eduardo Duhalde perdió de manera casi inexplicable frente a Fernando De la Rúa. En este caso, se rumorea que “El Cabezón” contrató a otra bruja para contrarrestar el maleficio, y según dicen las habladurías, fue lo que le permitió acceder a la presidencia luego de la implosión del gobierno de la Alianza en 2001, pero, obviamente, accedió sin el poder del voto popular. Y el último fue el actual Secretario de Turismo, Daniel Scioli: luego de haber ganado la primera vuelta, Mauricio Macri torció el resultado de la elección en el ballotage 2015.
A propósito de todas estas cuestiones, el propio Scioli hizo lo posible para evitar residir en la casa de gobierno de La Plata. Viendo como se sucedieron los acontecimientos, todo resultó en vano. Otra ex gobernadora que evitó residir en el edificio maldito fue María Eugenia Vidal. Ella residió en la Base Aérea de Morón, en un chalet remodelado, que por cierto resultó muy oneroso y viajando todos los días en helicóptero a La Plata. Esos viajes aéreos le salían a la provincia alrededor de dos millones de dólares.
En definitiva, el no ascenso a la presidencia de cada uno de ellos obviamente se lo puede soslayar con alguna explicación política en cada caso. La coincidencia es que desde que se instauró la leyenda, jamás, ni siquiera uno, pudo acceder a la presidencia de la nación. Entonces también se podría decir: “Yo no creo en las brujas, pero que las hay las hay”. Y si no, sería cuestión de consultarle qué opina a Axel Kicillof.
Carlos Guillermo Vega, 2°A T.T.