Reinaldo Gervasini, conocido cariñosamente como «Pichai», fue una figura fundamental para el rugby santafesino y un referente indiscutible del deporte provincial. Nacido el 12 de abril de 1948 en Santa Fe, desde muy joven desarrolló una pasión profunda por el rugby, que lo llevó a ser uno de los fundadores y posteriormente presidente del Club de Rugby Ateneo Inmaculada (CRAI). Fue el presidente con mayor duración en el cargo, lideró la institución durante 21 años, período en el que transformó al club en un referente a nivel local, nacional e internacional.
Su gestión en el CRAI fue marcada por una visión de crecimiento integral. Bajo su liderazgo, no solo mejoraron las instalaciones del club, sino que también se consolidó como una cantera de talentos y un espacio donde los jóvenes no solo aprendían las técnicas del rugby, sino que también adoptaban los valores fundamentales del deporte: respeto, camaradería, esfuerzo y disciplina. Gervasini siempre fue un firme defensor de que el rugby debía formar personas completas, que los aprendizajes en el campo de juego trascienden lo deportivo y se convierten en lecciones de vida.
Durante su presidencia, el CRAI alcanzó importantes logros deportivos, consolidándose como uno de los clubes más destacados de la región. El equipo no solo brilló a nivel local y regional con la obtención de múltiples campeonatos, sino que también logró proyectarse internacionalmente. Destacan las visitas a Sudáfrica en 1979 y 1998, el recorrido por Europa en 1981 y el viaje a Nueva Zelanda en 1993. Estas experiencias fortalecieron no solo la competencia deportiva, sino también los lazos del club con el rugby mundial.
Su legado va más allá de los títulos y de las giras internacionales. Era un líder respetado, un hombre con principios inquebrantables, pero también con un gran corazón. Su carácter fuerte y su visión a largo plazo hicieron del CRAI una institución sólida, mientras que su generosidad y compromiso con el club dejaron una impronta difícil de igualar. La comunidad del rugby santafesino, profundamente conmovida por su partida, ha rendido homenaje a su memoria, destacando el impacto duradero que tuvo en todos aquellos que lo conocieron.
El Club de Rugby Ateneo Inmaculada expresó su dolor a través de las redes sociales con un emotivo mensaje: «El Gitano llora, se fue un grande. Grande con mayúscula. Resulta imposible imaginar la historia del CRAI sin su imponente e inolvidable presencia. Duro en los conceptos pero con un corazón enorme, solidario, generoso en su afecto. Inclaudicable en sus convicciones, su legado marcará el camino y su épica será leyenda. ¡Gracias por tanto Pichai!». Alejandro Molinas, actual presidente del club, también destacó la importancia de Gervasini, describiéndolo como «una gran pérdida para todo el club».
El vínculo de Pichai con la entidad de la autopista ha sido impresionante, tan así, que su esposa, María Martha Irigoyen, ha sido también un pilar fundamental en el CRAI, ha estado involucrada desde siempre en la institución, y actualmente la cancha de hockey sintético lleva su nombre en reconocimiento a su apoyo y contribuciones.
A través de su liderazgo y su compromiso inquebrantable, Reinaldo Gervasini dejó una marca indeleble en el rugby santafesino. Su legado perdurará por generaciones, sirviendo de inspiración para todos aquellos que aman este deporte. Aunque ya no esté físicamente, su espíritu seguirá presente en cada rincón del CRAI, guiando a las futuras generaciones con el mismo amor y pasión que él demostró a lo largo de toda su vida.
Giannina De Luca, 2° B, Turno mañana