Martín Galderisi nació en Quilmes, pero su mayor éxito llegó con otro nombre y muy lejos de casa. En agosto de este 2024, con su ya icónico sobrenombre ‘Martogalde’, Martín se quedó con un logro histórico: durante los Juegos Olímpicos de Pokemon, se quedó con el tercer puesto del Mundial de Pokémon Go, un hecho histórico para el país.
Para los desprevenidos, el Pokemon Go es uno de los tantos videojuegos de la saga llevada adelante por la empresa estadounidense Niantic, que comenzó a desarrollar este juego spin off en el año 2015, casi un año entero antes de la salida del mismo en julio de 2016. Para un jugador normal, el juego simplemente se basa en buscar pokemon (de nombre original “Pocket Monsters” o Monstruos de Bolsillo) en espacios de la vida real a través de la realidad aumentada para luego hacerlos combatir entre ellos con amigos o en Gimnasios Pokémon.
¿Cómo fue la experiencia de Martín?¿Cómo funciona esta disciplina?¿Qué sintió en ese campeonato mundial? La palabra autorizada y en primera persona del quilmeño despeja todas estas dudas.
Con esto en mente, es inevitable pensar en el mundo de los videojuegos, propiamente llamados esports, como el futuro del deporte: ante actividades que parecen estar quedando estancadas en sus glorias pasadas, el ritmo con el que crece el mundo del deporte digital es abrumador. Cada vez más personas se convierten en consumidores de esta industria y, por la facilidad que ofrece, los usuarios se convierten en jugadores a nivel profesional con un ritmo vertiginoso.
La industria del gaming parece casi idílica y ofrece un millar de alternativas pero, ¿no tiene también sus desventajas?
Es un tema que requiere de un análisis profundo y bien estudiado, pues ofrece una innumerable cantidad de matices. Existen aspectos positivos y negativos: es una actividad que estimula enormemente al cerebro y en ese sentido puede beneficiar su desarrollo de un modo alternativo a lo habitual; al mismo tiempo, genera gran preocupación (en particular entre las generaciones de mayor edad) por el efecto que puede tener en los jóvenes respecto de su capacidad de socialización y una posible adicción.
Una producción especial de: Sol Bottarini, Paula Furgiuele, Alejo Sanvito, Matías Trejo y Juan Pablo Trotta