La ciudad de Córdoba, conocida por su arquitectura colonial española, fue protagonista de un millonario robo en el que participaron al menos cinco delincuentes, los cuales andaban en un automóvil y dos motocicletas. Esperaron la salida de un taxista que estaba en una financiera y tenía en su poder cinco millones de pesos, lo interceptaron en la salida del establecimiento para robarle y, al huir, lo atropellaron dos veces. Lo llamativo es que la policía detuvo como presunto implicado a un joven discapacitado con problemas motrices y del habla.
Al hacer presencia el cuerpo policial de esa provincia, luego de hacer las pericias correspondientes y tomar declaraciones de la víctima y algunos testigos, los funcionarios procedieron a la detención de un sospechoso. Se trata de Maximiliano Tejerina, joven con dificultades motrices y del habla, cuyo diagnóstico médico es “disfasia, afasia y secuelas de traumatismo intracraneal” ocasionado por un disparo de arma de fuego cuando contaba con tan solo once años de edad.
Este joven tiene gran dificultad para mover sus brazos y sus piernas. Tampoco puede subir ni bajar solo de una motocicleta, y mucho menos manejar un automóvil. Asimismo, le cuesta mover los dedos de sus manos y por esa razón no puede sostener nada en ellas, como para tomar un bolso y salir corriendo con facilidad.
A pesar de su trágico pasado y de un diagnóstico que le cambió la vida para siempre, Tejerina logró obtener su título profesional en Data Scientist en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y formar una familia.
Su esposa, junto a su abogado, Ivan Mochkofsky, aseguran que se responsabiliza injustamente a Maximiliano de este robo. Su principal objetivo, y mediante pruebas clínicas, es demostrar que se trata de un error judicial y que lo han confundido con un ladrón que sigue prófugo de la Justicia junto a sus cómplices.
A pesar de las pruebas demostradas y de observar las dificultades que presenta el joven, el cuerpo policial mantuvo a Tejerina detenido por casi 24 horas. Lo más delicado de esta situación es la violación de todos sus derechos durante este transcurso del tiempo, ya que aseguran que los policías en repetidas oportunidades se burlaron de su condición y le ordenaban que hiciera cosas que no podía hacer con sus manos. Según afirman, lo obligaban a hablar o a sacar la lengua (algo que su condición le impide), incurriendo en una grave violencia psicológica. En tanto, la fiscalia que investiga el caso, negó estas acusaciones.
Su esposa declaró al diario La Voz: “Mi esposo padece de anormalidades y gran dificultad para hablar y movilizarse”. Esa condición le impide realizar una vida normal y, más aún, cometer fechorías como las cometidas por esos cinco delincuentes que permanecen prófugos y con doce millones de pesos de una víctima no solo de robo, sino del doble atropello ocasionado por uno de los vehículos manejados por estos malhechores.
Luego de casi veinticuatro horas y de un arduo trabajo de su abogado y su esposa, Tejerina fue liberado por disposición del fiscal de instrucción del Distrito 1 turno 2, Guillermo González, quien dispuso la liberación del joven basándose en “la carencia de antecedentes y la falta de indicios de peligrosidad procesal”, aunque mantienen la imputación y continúan el proceso penal en su contra.
Jesús Pérez – 2ºB Turno Mañana