El domingo 7 de abril, en el barrio de Caballito, cuatro presos lograron huir de la comisaría Vecinal 6B de la policía de la Ciudad. Los prófugos salieron de la dependencia luego de violentar un blindex de la alcaidía y trepar una medianera.
Los efectivos policiales lograron recuperar casi de inmediato a dos de ellos, pero los otros huyeron en una camioneta que se encontraba en la zona. Los dos fugitivos fueron identificados como Jonathan Coma y Nelson Riquelme Pichun.
Una semana atrás, 15 reclusos alojados en la Alcaidía 1, en el barrio de San Telmo, se escaparon de su correspondiente celda. Seis de ellos fueron recapturados en el acto, pero nueve consiguieron huir por los techos de las viviendas cercanas. Con el correr de las horas, tres de ellos fueron detenidos, pero aún quedan seis por hallar.
Según se informó, quien notó la fuga fue uno de los cuidadores, que escuchó ruidos extraños en el interior de una celda, fue a inspeccionar y confirmó que faltaban internos.
Quien inició la revuelta fue Adrián Roche, condenado a seis años de prisión y con 23 causas abiertas. Uno de los presos encargados de la limpieza fue liberado para entregar los residuos y, en ese momento, los 15 liderados por Roche forcejearon con los policías y lograron abrir la puerta. La Ciudad dio a conocer los nombres de los siete prófugos y sus delitos.
Mientras la Policía de la Ciudad llevaba adelante el operativo para recapturar a los prófugos, otros dos hombres huyeron de una comisaría ubicada en Lavalle al 2600, en el Barrio de Balvanera. Los dos fugitivos que escaparon de la Alcaidía 3A lo lograron cortando una reja de una celda que antes solía ser un vestuario de policías. Por allí, consiguieron acceso a un patio interno que daba hacia un negocio, a través del cual pudieron llegar a la calle. Sus identidades son Gabriel Ángel Ramos y Miguel Eduardo Escobar, ambos detenidos por robo.
De inmediato, se activó una alerta para que las dependencias policiales trabajaran en conjunto en la búsqueda. Patrulleros, camionetas, y perros formaron parte del «operativo cerrojo» llevado adelante por agentes de las comisarías vecinales.
Ciudad vs. Nación
Horas después de los episodios, el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, señaló al Gobierno Nacional que debía llevarse detenidos al Sistema Penitenciario Federal, resaltando que las comisarías de la Ciudad no están preparadas para la cantidad de personas que tienen, pedido que ya había encarado Horacio Rodríguez Larreta el año anterior.
El martes, Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación, respondió a los reclamos: “Si a la Ciudad se le escapan los presos es un problema de la Ciudad”, comentó a Radio Rivadavia.
Más tarde, Waldo Wolff, ministro de Seguridad de la Ciudad, contestó: “Se nos escapan presos que no deberían estar”.
Sin un sistema de cárceles propio y con una alta tasa de detención, la Ciudad no tiene dónde alojar a los detenidos, llevándolos a comisarías o alcaidías repartidas entre zonas residenciales, que no cumplen con las condiciones necesarias para su estadía.
Organización en las comisarías porteñas
La capacidad de alojamiento entre comisarías y alcaidías es de 1.041 personas, mientras que la cantidad de presos que albergan es de 2.005, un exceso de casi el doble de la capacidad, habiendo solo 1.500 policías a cargo del cuidado de estos. Además de que las alcaidías fueron pensadas como lugares transitorios, con período máximo de permanencia de 48 horas.
Según informaron desde el Ministerio de Seguridad porteño, de los 2.005 detenidos, el 94 por ciento son por causas en juzgados nacionales o federales. Y solo el 6% está a cargo de la Justicia porteña. De allí la insistencia de la Ciudad con que sean recibidos por el SPF, respetando el convenio firmado en 2004 con el Estado nacional. Desde CABA remarcaron que, con Patricia Bullrich se empezó a cumplir el cupo de 90 traslados por semana, pero el SPF decide qué características deben tener los detenidos a
ser trasladados, y no siempre se llega a los 90.
“En la gestión de Alberto Fernández no se cambió la política de puertas cerradas, lo que produjo problemas como la superpoblación en alcaidías y comisarías porteñas, la afectación de los derechos humanos de los detenidos, y el redespliegue de personal policial que debería estar patrullando las calles para el cuidado de los detenidos”, finalizaron.
Malena Agostina Madera – 2ºB Turno Mañana